Este curso escolar ha tenido uno de los arranques más novedosos, sobretodo en cuanto a equipamientos de secundaria se refiere. Las comunidades de los institutos Can Roca y Les Aimerigues han estrenado, por fin, edificios nuevos y adecuados a su formación, tras seis y siete años de provisionalidad. El primero en barracones y el segundo en la Escola Germans Amat.
Cada uno de estos centros ha empezado su actividad con todas las aulas llenas, desde la ESO hasta el bachillerato, superando con creces los quinientos alumnos. El número es alto y está provocado en parte por el incremento en la demanda de la secundaria obligatoria que sigue al alza.
Los edificios de Can Roca y Les Aimerigues se han inaugurado en un momento de petición de plazas de ESO y en zonas donde la población ha ido creciendo porque se construyó vivienda nueva. Y, quizás, porque eran institutos muy esperados en el tiempo han eclipsado la creación y apertura del nuevo Instituto (INS) Jaume Cabré, nombre que aún está pendiente de aprobación de forma oficial y que tiene el de Joan Marquès como provisional.
Excepción
El joven centro de secundaria ha iniciado su actividad lectiva compartiendo edificio con la Escola Joan Marquès Casals de infantil y primaria de Sant Pere Nord. Es una excepción que sea así porque, habitualmente, los centros de primaria y secundaria en una misma sede se configuran como Instituto-Escuela pero Ensenyament optó, en este caso, por crear un centro y dirección propia. Sea como fuere es que el nuevo instituto acoge 56 alumnos, de los que 52 proceden de la escuela por lo que la gran mayoría tiene la sensación de continuidad en el mismo centro por varios aspectos: el espacio y caras conocidas de compañeros y maestros que se encuentran por los pasillos a diario. El INS Jaume Cabré cuenta con un equipo docente liderado por Maribel Tarrés y seis profesores más. La directora remarca que su proyecto forma parte de las nuevas corrientes pedagógicas en las que se apuesta por una enseñanza transversal en lugar de impartir asignaturas de forma tradicional. Tarrés explica la metodología: "De las 30 horas de clase a la semana, veinte están dedicadas a proyectos en dos ámbitos, uno en el de ciencias y tecnologías (Steam) y el otro a valores, arte, lengua y sociales (Vals)". Dos ejemplos sobre ello. En el área del Steam están trabajando el proyecto del Universo y en el de Vals un libro titulado "Wonder", de R. J. Palacio, que es todo un fenómeno en las escuelas. Y hay más ideas: el planeta, la cultura clásica viajando a la historia de Grecia y Roma, entre otras.
El resto de horas del currículo lo dedican a educación física, lectura e inglés en grupos reducidos para potenciar las habilidades. Y también hacen dos horas de optativas en las que el alumnado puede elegir entre piscina, programación y robótica o la revista digital del instituto.
Material propio
La directora remarca que los proyectos que realiza el estudiantado cuenta con material propio creado por los docentes. En este sentido, el INS Jaume Cabré ha reemplazado los libros de texto por el material que facilita el profesorado para trabajar las diversas áreas y utiliza como herramienta básica el ordenador portátil.
En el conjunto se suma una singularidad, si cabe, y es que el trabajo en proyectos se hace de modo conjunto en el mismo espacio. Al respecto explica Tarrés que "hemos adecuado una gran sala, que ocupa una aula y media, y que tiene un espacio de unos noventa metros cuadrados. Los alumnos se reparten en parejas o grupos y hay tres profesores siempre para atender a todos. La experiencia está funcionando muy bien".
El proyecto del nuevo instituto acoge también algunos elementos más que le dan identidad, como la programación de semanas lentas durante el curso en las que los tutores hacen el seguimiento de las tareas del alumnado para la mejora competencial.