El equipo de gobierno ha sacado adelante la aprobación provisional del plan especial que regula las condiciones de implantación de las asociaciones cannabicas y sus clubs sociales en la ciudad. El ejecutivo ha rechazado las 11 alegaciones que pedían reducir las distancias entre clubs y respecto a los equipamientos sensibles y ahora envía en plan a la Comissió Territorial d’Urbanisme para su aprobación definitiva.
Los clubs cannabicos que quieran instalarse en la ciudad deberán hacerlo a 500 metros de otro centro de consumo cánnabis, a 150 de cualquier equipamiento sensible (educativo, sanitario, etc) y nunca en un edificio de viviendas.
En este momento hay 13 clubs funcionando en la ciudad y cinco solicitudes de implantación, sólo "dos de las cuales cumplen los requisitos del nuevo plan", explicó el teniente de alcalde de Territori i Sostenibilidad, Marc Armengol.
El dictamen prosperó con los votos de PSC, Ciutadans y PDeCAT y con el rechazo absoluto del PP y de la CUP, por razones opuestas.
Los populares creen que "las distancias son insuficientes" y los antisistema critican que sean "excesiva mente restrictivas". Marc Medina explicó que las asociaciones ya existentes quedan fuera del plan y las nuevas se ven relegadas a los polígonos industriales. "El plan va contra el modelo de pequeño formato, de proximidad, sin afán de lucro y asambleario".
ERC-MES y TeC optaron por abstenerse y se sumaron a las críticas por la expulsión de los clubs cannabicos a la periferia. "Dice que regula, pero a la práctica elimina la posibilidad de que se instalen en la ciudad" dijeron tanto el republicano Carles Caballero como Xavier Matilla, de Terrassa en Comú.