El campus de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) en Terrassa presentó ayer uno de sus proyectos más ambiciosos: enviar en el año 2022 un cohete al espacio exterior que pueda cruzar la barrera de los 100 kilómetros de altitud, que es la línea a partir de la cual se considera que es el espacio exterior.
El equipo que se ha propuesto este desafío espacial toma el nombre de Cosmic Research y está formado por veinte estudiantes, la mayoría de la Escola Superior d’Enginyeries Industrial, Aeroespacial i Audiovisual de Terrassa (Eseiaat) pero también hay de la Escola Técnica Superior de Telecomunicacions de Barcelona (Etsetb) y de la Facultat d’Informàtica de Barcelona (FIB).
A todos los miembros del Cosmic Research les une su pasión por el espacio y un reto común, que es pasar a la historia como los primeros estudiantes universitarios que lancen al espacio exterior un cohete de fabricación propia, según explicaron ayer Alberto Pulido y Manuel Caballero, en representación del equipo. “Queremos demostrar que no sólo las empresas son capaces de cumplir con esta misión. Nosotros estamos motivados y capacitados para llevar a cabo este proyecto espacial”. Pulido y Caballero avanzaron que no son los únicos estudiantes que trabajan en este tipo de proyecto. Les consta que en el mundo se gestan tres o cuatro aventuras similares, dos de las cuales se dan en aulas de California y Holanda.
Para su logro, diseñaran y construirán un cohete de seis metros de largo, equipado con tecnología electrónica de telemetría, con un motor capaz de desarrollar una velocidad supersónica (por encima de la velocidad del sonido) y que pueda elevarse por encima de los 100 kilómetros (cruzando la denominada línea Karman).
Ensayos previos
Para los ensayos previos, explicaron, el equipo ha construido cohetes de menor tamaño, uno de ellos bautizado como “Resnik”. En julio de 2016, los estudiantes se trasladaron a Alcolea de Cinca (Huesca) para hacer los primeros lanzamientos con “Resnik”, un cohete que mide 2,5 metros de longitud y que se elevó hasta los dos kilómetros de altitud en solo dos minutos y a una velocidad de 0,8 Mach (cerca de mil kilómetros por hora). Pulido y Caballero manifestaron que las pruebas fueron un éxito. “Rompimos con el récord estudiantil que había hasta el momento”, indicaron. Este cohete inicial, que los estudiantes utilizan como campo de pruebas, está fabricado con fibra de carbono y lleva un motor de alieación aeroespacial de aluminio. Además, el “Resnik” incorpora un sistema electrónico y telemetría de doble banda que permite recibir y enviar datos y señales a una estación de control. De momento, el combustible que hace servir esta aeronave es sólido.
Más pruebas
Con los buenos resultados que han proporcionado “Resnik”, Cosmic Research ya trabaja en el diseño y construcción de un nuevo cohete que servirá para realizar el último ensayo antes de hacer el lanzamiento final de aquí cinco años. Este cohete se llamará “Bondar”, tendrá una longitud de 3 metros, se lanzará en septiembre de 2018 y será la versión a escala del cohete definitivo que llegará al espacio en 2022. El “Bondar” será todo metálico, tendrá un motor más potente y con el mismo se ensayará un nuevo combustible de fabricación propia hecho a base de nitrato de amonio.
Pulido y Caballero avanzaron que el cohete del 2022 tendrá una longitud de seis metros y un peso de doscientos a 230 kilos. Podrá, además, soportar una carga útil de cinco a diez kilos. Y, lo más importante, es que deberá superar una velocidad de 100 kilómetros para alcanzar los 100 metros de altitud. Los estudiantes agregaron que para los lanzamientos del “Bondar” en 2018 y del cohete definitivo en el 2022 exploran otras estaciones más allá de la de Alcolea de Cinca. “Lo más probable es que vayamos a otras instalaciones. Estamos pensando en Huelva y también en algún lugar de Europa. La idea es recuperar las aeronaves por lo que nos planteamos que el aterrizaje sea en el mar”. El proyecto del cohete del 2022 tiene un presupuesto de 40 mil euros y buscan patrocinadores. Para este fin han abierto una campaña de micromecenaje para recaudar fondos a través de su web que es https://www. cosmicresearch.org. El equipo cree que no tendrá problemas en cubrir el coste. “Buscamos financiación económica pero también aportación y cesión de material para la construcción de la aeronave. Y para ello hemos creado un equipo que está muy dedicado”. En principio, el proyecto ya cuenta con recursos de la UPC y del Ayuntamiento de Terrassa, además de las empresas TeXtreme, Albedo, Freixenet, Irideon y Ansys.