Terrassa

Quejas en Roc Blanc por una ola de robos en bares y trasteros

Tanta premura atenazó a los ladrones en la huida, que se dejaron un destornillador, de calidad. Y se dejaron cosas por forzar, pero sustrajeron la recaudación de una tragaperras y unos quinientos euros de la recaudación. Eso fue el miércoles de madrugada, en el bar restaurante Semon, en Roc Blanc. Pero algo similar ocurrió en dicho establecimiento el 18 de noviembre, y en junio. Y dos veces en noviembre en un frankfurt próximo. Y en varias ocasiones en trasteros.

"Llevamos cuatro años aquí y ya hemos sufrido tres robos, más un intento en el 2013", recuerda Marta Prados, responsable, junto a Antonio Simón, del bar Semon, ubicado en la calle de Valentí Almirall. "Esto cansa", añade él antes de pedir "más presencia policial" en horario nocturno. Los delincuentes que asaltaron su establecimiento el miércoles ejecutaron el golpe a las 4.20 de la madrugada, minuto arriba minuto abajo. Una dotación de la Policía Municipal que patrullaba por la zona advirtió humo surgiendo del bar, que tenía la persiana abierta. La humareda procedía de unos aparatos de seguridad con que se pertrecharon los dueños del bar como medida disuasoria; cuando entra un intruso a hora intempestiva, los lanzadores de humo se activan.

Fue lo que ocurrió el miércoles y seguramente por eso, por la fumarada, los asaltantes se dieron mucha prisa y reventaron menos máquinas de las que quisieron. Ya no estaban allí cuando llegaron los agentes. A las 4.45, un policía avisó a Marta en su domicilio.

Los delincuentes habían forzado la persiana, levantándola, se presume, con un gato hidráulico.

El 18 de noviembre, Semon fue objeto de un robo con fuerza de corte análogo. Esa vez los malhechores reventaron tres máquinas tragaperras. Y unos meses antes, en una madrugada de junio, había ocurrido lo mismo; había dos tragaperras, y las dos violentaron.

Los mismos
Por la forma de proceder, es muy probable que los ladrones sean los mismos. Acaso fueron ellos también los que en noviembre asaltaron dos veces, en un intervalo de dos semanas, el frankfurt Duende, en la calle de Palet i Barba, un establecimiento con un año y medio de vida. Sus responsables ya han tenido que reforzar sus puertas para rebajar el riesgo de un tercer robo. Para que Carlos Sucías, uno de los propietarios, no vuelva a encontrarse con el estropicio al abrir su negocio a primera hora.

El latrocinio no sólo afecta a locales. También a muchos trasteros, denuncian los vecinos. Según residentes en Roc Blanc, unos delincuentes allanaron el martes varios trasteros, sustrajeron bicis y otros objetos y huyeron en un todoterreno robado. Pero se quedaron sin combustible y abandonaron su botín en la carretera de Olesa.

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