No es exactamente cierto, como suele decirse, que Hedy Lamarr fuera la primera actriz en aparecer desnuda en el cine comercial porque antes que ella lo hicieron Louise Willy en 1896 y Audrey Munson en 1915 pero sí fue la primera en interpretar una escena de sexo subida de tono, con orgasmo final, en un film no pornográfico. Fue en 1933 en "Éxtasis"de Gustav Machaty, una película checa que en su día fue condenada por el Vaticano.
"Éxtasis" fue prohibida en Estados Unidos pero las copias clandestinas circulaban de mano en mano y Hollywood no tardó en hacerle proposiciones. Tal vez Hedy, que entonces todavía se llamaba Hedwig Eva Maria Kiesler, no habría aceptado irse a América si no hubiera sido hija de un banquero judío. Hitler acababa de llegar al poder y las cosas no eran fáciles en su Viena natal, ni siquiera para una joven de la alta sociedad que además era estrella de cine.
La actriz huyó de la capital austríaca disfrazada con las ropas de su criada, abandonando a su primer marido, un traficante de armas que negociaba con los nazis y los fascistas italianos. Vivió brevemente en Londres y París y, en cuánto pudo, embarcó hacia Estados Unidos dispuesta a firmar un contrato con el productor Louis B. Mayer.
Su carrera artística en Hollywood, ya con el nombre de Hedy Lamarr, que le impuso Mayer, resultó poco memorable y se recuerdan más los papeles que rechazó, como el de Ilsa en "Casablanca", que los que interpretó, como el de Jenny en el melodrama de 1946 "La extraña mujer" o el de Dalila en "Sansón y Dalila", aquella epopeya bíblica de Cecil B. De Mille de la que Groucho Marx se burlaba porque el héroe (Victor Mature) "tenía el busto más grande que la heroína".
Si Hedy se hizo famosa en su época fue por los escándalos. La detuvieron por robar ropa en una tienda -después de arruinarse por completo intentando ser productora- y tuvo seis maridos y una larga colección de amantes, entre los que se rumorea que figuraron (según Wikipedia) John F. Kennedy, Robert Capa, Marlon Brando, Orson Welles, Johnny Carson, David Niven, Errol Flynn, Charles Boyer, Howard Hughes, Charles Chaplin, Clark Gable y James Stewart, entre muchos otros. Con quien sí se sabe con certeza que convivió una temporada fue con el compositor George Antheil, el pionero de la música mecánica.
Antheil y ella registraron conjuntamente en junio de 1941 la patente de una tecnología de codificación de transmisiones conocida como "espectro ensanchado". Después la regalaron al ejército americano para que utilizara su invento contra los nazis.
No obstante, el sistema era tan complejo que el ejército no lo desarrolló hasta 1962 y luego vendió la patente a una empresa privada. Con el tiempo aquella tecnología daría origen al GPS y a la telefonía móvil, aparte de sus aplicaciones militares en las llamadas "bombas inteligentes".
En 1997, tres años antes de su muerte, Lamarr recibió un premio por su invento concedido por la Electric Frontier Foundation. Tenía 83 años y ni siquiera recordaba sus estudios ni que había inventado.