La ciudad quiere ser zona tarifaria 2. Hasta ahora, políticos, sindicatos y patronal se habían quejado en incontables ocasiones del agravio que supone que la ciudad esté incluida en la zona 3 en el actual sistema tarifario que rige los precios del transporte público en Catalunya. Una petición en change.org ha visibilizado hasta qué punto este es un tema que indigna a los ciudadanos. La campaña lleva ya recogidas más de diez mil firmas.
Los egarenses están cansados de pagar más que sus vecinos de Rubí, Sabadell o Sant Cugat por desplazamientos similares. Y así lo han hecho saber en cuanto este agravio se ha puesto sobre la mesa de una plataforma tan popular como change.org, donde cualquier ciudadano puede iniciar una petición e invitar al resto a que se sume. Así lo hizo Clàudia Ramos, de Viladecavalls, que en un mes ha conseguido el apoyo de 9.848 egarenses. Todos ellos han firmado su petición de que la ciudad pase a estar incluida en la zona tarifaria 2 en lugar de seguir en la zona 3.
En su alegato, Ramos señala que los egarenses, a pesar de vivir al lado de Rubí, Sabadell, Cerdanyola o Sant Cugat, a la hora de desplazarse a Barcelona tienen que pagar una zona más. Y, “salvando las distancias -señala- un trayecto desde Sabadell o uno desde Terrassa tiene prácticamente la misma duración”. Y es así realmente. En función del modo de transporte utilizado la distancia entre Terrassa y la capital de Catalunya es entre 2 y 5 kilómetros más larga en comparación con la ciudad vecina. En un tren de Ferrocarrils, el trayecto entre Terrassa y Barcelona es de 29,4 kilómetros; 27,5 km en el caso de Sabadell. En Renfe, en cambio, la distancia es algo mayor.
A pesar de estas similitudes, el precio de los billetes es entre un 36,5% y un 40% más caro si el viaje parte de Terrassa. Una T-10 de tres zonas, por ejemplo, cuesta 26,75 euros; mientras que de dos zonas (lo que pagan los vecinos de ciudades colindantes como Sabadell, Sant Cugat o Rubí) es de 19,60 euros. En la T-Mes, la diferencia de precio es de 28,6 euros.
Desplazamientos comarcales
Esta discriminación que sufren los egarenses al estar en una zona distinta a la de sus vecinos también les perjudica a la hora de desplazase a otros municipios de la comarca. Para ir de Terrassa a Rubí hay que comprar un billete de dos zonas, aunque son ciudades limítrofes. En casos como este, de municipios contiguos pero pertenecientes a zonas tarifarias distintas, la única manera de desplazarse con un billete multiviaje de una zona es si no se realiza ningún transbordo y siempre que no se utilice un abono mensual o trimestral.
Esta situación de agravio comparativo ha sido denunciada una y otra vez por la clase política, la patronal y los sindicatos desde que en 2002, la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) dividió el territorio en zonas para la implantación del billete único. Una de las últimas veces fue en julio de 2015, con motivo de la puesta en marcha de las tres nuevas estaciones de Ferrocarrils. El alcalde, Jordi Ballart, pidió en presencia del entonces president de la Generalitat, Artur Mas, “una solución justa para las tarifas ferroviarias más altas sin una razón objetiva que lo pueda justificar”.
La reclamación de cambio de zona es una reivindicación tan constante como unánime. Todos los grupos municipales han pedido en varias ocasiones que se acabe con esta “injusticia”. Este consenso a nivel local también se ha dado en la Generalitat, gobernase quien gobernase, pero justamente para desatender la reclamación. Ni en la etapa del tripartito socialista, ni con los convergentes al frente de la institución se ha puesto fin a esta situación. El egarense Josep Rull fue uno de los más combativos en su etapa como concejal de la oposición. Ahora como conseller de Territori i Sostenibilitat asegura que el agravio se terminará con la puesta en marcha de la T-Mobilitat (ver noticia contigua).
Ramos, de 20 años y estudiante en la UAB, decidió canalizar su enfado y el de muchos otros usuarios a través de la plataforma change.org después de padecer en primera persona lo “injusto” del reparto zonal y lo “caro” que resulta desplazarse entre los municipios de la comarca. Reconoce que 10 mil firmas son muchas, pero es ambiciosa: “Teniendo en cuenta que es un perjuicio que afecta a toda Terrassa, diez mil firmas son pocas”.
Aunque su petición se circunscribe a Terrassa, considera que “debería cambiarse toda la zonificación del Vallès Occidental, que está muy mal hecha”. Ramos advierte de que de no ser así y si finalmente consiguiese su objetivo, el perjuicio que ahora tienen los egarenses para ir hasta Rubí, por ejemplo, lo tendrían los vecinos de Viladecavalls para desplazarse hasta Terrassa. De momento, ella ha cambiado el tren por el coche, precisamente porque le sale “más barato”.
El teniente de alcalde de Territori i Sostenibilitat, Marc Armengol, recibió ayer a Ramos, que le hizo entrega de las diez mil firmas recogidas. El bipartito está en plena sintonía con la reclamación de esta joven de Viladecavalls. Armengol espera que la T-Mobilitat ponga fin al agravio, tal y como sostiene el Departament, pero se muestra “preocupado” porque aún no hay una fecha de implantación en el ámbito de Terrassa y teme que la medida se dilate en el tiempo.