Con motivo de la celebración de la decimocuarta edición de la Fira Modernista, el Centre de Documentació i Museu Tèxtil (CDMT) ha preparado una exposición para mostrar la ropa interior modernista, aquellas piezas íntimas y secretas que llevaban los hombres, mujeres y niños a finales del siglo XIX y principios del XX bajo sus vestidos. Bajo el nombre “Intimíssims”, la muestra expone poco más de veinte piezas, la gran mayoría inéditas, que pertenecen a los fondos del museo y que han sido restauradas para la ocasión. Entre ellas, algunos corsés, camisas, enaguas y medias que vestían las señoras burguesas en aquella época, así como camisetas, calzoncillos largos y calcetines que llevaban los hombres, patrones que muestran cómo se hacían los vestidos y revistas con diseños.
Durante el Modernismo, la lencería femenina condicionaba plenamente el cuerpo de la mujer con el uso del corsé, que ceñía el torso, oprimía la cintura y empujaba todo el cuerpo hacia atrás desde que era niña, símbolo de la contención de la sociedad occidental. “La pieza central era la cotilla, que es lo que daba a los vestidos este perfil en forma de ese y definía la silueta de la mujer modernista”, explica la documentalista del CDMT Sílvia Saladrigas. A diferencia de los corsés previos al Modernismo, los de esta época eran más largos, cosa que según Saladrigas “en teoría, dañaba menos los órganos y el cuerpo de la mujer ya que la presión no quedaba tan concentrada en la parte superior”.
Camisas, corsés y enaguas
Trabajada en lino, algodón o seda, y engalanada con puntas, fruncidos y bordados, las mujeres llevaban en primer lugar una camisa interior para proteger la piel de la cotilla, en segundo lugar, el corsé y encima de éste otra camisa, normalmente más elaborada que la primera. A lo largo de esta época también se pusieron de moda las combinaciones de camisa corta, corsé y bragas o pantalones cortos hasta las rodillas y abiertos por la parte interior de las piernas. “Estas aperturas en francés se conocían como pisse vite o pisse debout, que quiere decir mear rápido o mear de pie. El concepto de bragas ajustadas, apretadas y flexibles como las que llevamos hoy en día no existía”, señala la documentalista,
Otra de las piezas destacadas de la ropa interior femenina eran las enaguas, que podían llevar hasta doce capas de ropa y eran imprescindibles para dar forma y volumen a la falda. Muchas de ellas llevaban cintas y lazos y conseguían formas onduladas gracias a las costuras. “Normalmente, lo que vemos es el vestido, la pieza exterior pero lo que daba forma era todo lo que llevaban debajo”, destaca Saladrigas.
La ropa interior modernista era de gran calidad, muy elaborada, muchas veces con los nombres o las iniciales bordadas, hecha a medida de la persona que la tenía que llevar y adaptada al vestido, por lo que se ajustaba al cuerpo perfectamente. Los colores blancos, amarillos claros y rosados se consideraban de buen gusto y propios de una mujer elegante y fina. Las medias, en cambio, admitían más colores.
Con la emancipación femenina, las nuevas manifestaciones artísticas y la voz del famoso modisto parisiense Paul Poiret, que a partir de 1906 reclamaba eliminar el corsé, la moda empezó a liberar los movimientos femeninos con piezas interiores de estética más neoclásica y de línea recta. Gracias a la aparición de los grandes almacenes y a la proliferación de revistas de moda ilustradas, la lencería se popularizó, hecho que ayudó a las mujeres obreras a seguir la moda burguesa a un precio asequible y les facilitó hacer sus propias creaciones.
La ropa interior masculina de la época modernista, a pesar de que hoy también sorprende, era más simple y muy a menudo trabajada en género de punto, por su comodidad de movimientos. Los niños, por su parte, seguían las modas de los adultos.
Aunque parte de la ropa de la exposición se muestra en vitrinas, la gran mayoría está expuesta en maniquíes pensados expresamente para cada una de las piezas. La exposición cuenta además con catálogos de venta por correspondencia de grandes almacenes, revistas con diseños y libros de patronaje además de un vídeo de cinco minutos que testimonia el proceso de producción de la muestra: la labor documental en la biblioteca, en base a papeles centenarios, la selección de las piezas en la reserva, la restauración de las mismas y el montaje de “Intimíssims” en la sala Espai Zero del museo. La exposición podrá visitarse hasta el 3 de julio pero mañana por la mañana se realizarán varias visitas comentadas a las once, las doce y la una.
LOS DATOS
Exposición “Intimíssims. La roba interior modernista”
Lugar Sala Espai Zero del Centre de Documentació i Museu Tèxtil (c/ Salmerón, 25)
Fechas Hasta el 3 de julio
Visitas comentadas Hoy, a las once, las doce y la una