Terrassa

La Escola Montserrat, reconocida mundialmente por su tarea innovadora

El proyecto educativo de la Escola Montserrat de infantil y primaria pública, llamado comunidad de aprendizaje, ha sido reconocido como uno de los cincuenta más innovadores del mundo. Así consta en el libro “Viaje a la escuela del siglo XXI. Así trabajan los colegios más innovadores del mundo”, del educador, psicólogo e investigador Alfredo Hernando, publicado por la Fundación Telefónica y presentado recientemente en Madrid y Barcelona.

El estudio de Hernando es fruto de una experiencia personal “in situ”. Durante nueve meses, este educador ha recorrido medio planeta visitando escuelas públicas, privadas y concertadas para conocer métodos de aprendizaje y valorar cuáles eran los que mejor se adaptaban a las necesidades del siglo XXI. De este periplo pedagógico ha seleccionado 50 que van desde Finlandia hasta Japón pasando por Argentina, Indonesia, Ghana, Estados Unidos y España. Aquí hay cuatro colegios que, según el autor, se merecen estar entre los más innovadores. Dos de ellos en Catalunya: la Escola Montserrat de Terrassa y Colegio Montserrat de Barcelona; y otros dos en Madrid: el Centro de Formación Padre Piquer y el Colegio Santa María la Blanca.

El educador argumenta que ha escogido estas escuelas y no otras porque “estos centros han demostrado ser innovadores porque son creativos en sus soluciones y porque los resultados lo demuestran”. Remarca que “la buena noticia es que, con los mismos recursos que tienen las escuelas que les rodean, estas han llegado a eliminar el fracaso escolar y lograr el éxito de todos sus alumnos sin importar su procedencia”.

“Trabajo bien hecho”
La Escola Montserrat ha recibido con satisfacción estar en el “top ten” de Hernado. “Para nosotros es un reconocimiento al trabajo bien hecho durante estos años, desde que en 2001 nos transformamos en comunidad de aprendizaje de la mano de la Universitat de Barcelona con el objetivo de aplicar metodologías diferentes que nos permitieran mejorar el éxito académico y la convivencia”.

El centro sabía que la misión era un reto, habida cuenta de la diversidad cultural: el 84 por ciento son hijos de inmigrantes, básicamente de Marruecos y otro 11 por ciento de etnia gitana. “La escuela es un reflejo del barrio, de su entorno y, por tanto, acoge un alto índice de chavales que han nacido aquí pero sus padres son de fuera. Son niños y niñas de familias con muchas dificultades agravadas por la crisis económica. Tienen muy pocos recursos”.

Marín ha manifestado en muchas ocasiones que para ella y su equipo la diversidad nunca ha sido considerada un problema sino una realidad social que hay que atender. “Esta escuela está en un contexto de exclusión social – sostiene la directora- pero ello no debe ser un impedimento para lograr la igualdad de oportunidades”. Y es que Marín siempre ha defendido que el alumno está más motivado si está en su entorno que fuera del mismo siempre que tenga los recursos adecuados. Con este propósito analizó diversas propuestas pedagógicas para sumarse al final a las comunidades de aprendizaje, un sistema de enseñanza que se abre a la participación de agentes sociales, profesionales y voluntarios, y que implica no sólo a los alumnos sino también a madres, padres, vecinos, entidades y gobiernos. El proyecto se implantó hace quince años y la experiencia es más que positiva. “Ha sido un largo camino pero hace tiempo que recogemos los frutos. Hemos logrado mejorar el éxito académico -el nivel de comprensión lectora ha pasado de un 17 a un 85 por ciento- y también la convivencia”. ¿Cuáles son las acciones? Hay muchas y en varios frentes. Marín subraya el método mediante grupos interactivos. Eso se traduce en que los alumnos cuentan en clase con su maestro pero también con otros profesionales que dan apoyo con carácter voluntario (este curso hay un grupo de 23 a 30 personas). Destaca también la implantación de actividades en el tiempo libre conducidas también por personas adultas como la biblioteca tutorizada (un espacio para hacer los deberes y promocionar la lectura) y el aprendizaje del ajedrez vinculado al área de matemáticas. Pero las acciones van más allá del alumnado. Remarca la directora las de tipo formativo para madres y padres; desde las tertulias literarias con títulos de los clásicos universales (desde “La casa de Bernarda Alba” hasta “Las mil y una noche” pasando por “La casa de las muñecas”) hasta las sesiones de trabajo sobre mediación de conflictos y cursos a la carta de catalán, castellano, alfabetización y el último, recién estrenado, el que prepara para obtener la nacionalidad, del que este diario se hizo eco el sábado. La Escola Montserrat se ha convertido hoy en un referente para su comunidad y también para otros muchos centros educativos que visitan sus aulas para saber de su experiencia.

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