Cuenta Aurelio Juste (Terrassa, 1970) que cuando estudiaba EGB en la antigua Escola Germans Amat de La Maurina se pasaba muchos recreos dibujando galaxias en la pizarra. No era en vano. Le gustaba la astronomía y quiso profundizar en ella. Es por ello que encaminó sus estudios universitarios hacia la física. Hoy, forma parte del selecto grupo de investigadores que participa en los experimentos de recreación del Universo que se llevan a cabo en el Gran Colisionador de Hadrones (CERN) de Suiza. Juste explica en esta entrevista sus proyectos, valora su profesión y se muestra crítico con el sistema educativo.
¿Cuál es su área de investigación?
Soy profesor de investigación de ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) en el IFAE (Institut de Física d’Altes Energies), situado en el campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Mi área de investigación es la física de partículas experimental, dedicada al estudio de las partículas elementales y las fuerzas que existen en el Universo al nivel más fundamental posible. Actualmente estoy realizando estos estudios con el experimento ATLAS, analizando las colisiones entre protones en el acelerador de partículas más potente del mundo, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en inglés), situado en el CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear) en Ginebra, Suiza. Las colisiones en el LHC reproducen las condiciones que existían en el Universo fracciones de segundo después del Big Bang.
¿Qué objetivos y aplicaciones tienen estos estudios?
La finalidad principal es el conocimiento. Responde a la necesidad innata del ser humano de entender cómo funciona el mundo que le rodea. Ahora bien, a menudo para realizar este tipo de investigaciones hacen faltan nuevos desarrollos tecnológicos que más adelante suelen tener aplicaciones en la sociedad. Algunos ejemplos son Internet, radioterapia con protones, resonancias magnéticas nucleares, etc.
¿Qué sabemos sobre el Universo a día de hoy?
Hemos avanzado muchísimo. La teoría vigente de la física de partículas, a la que llamamos el Modelo Estándar, es extremadamente exitosa y describe con precisión las interacciones de las partículas elementales conocidas hasta una billonésima de segundo después del Big Bang. El bosón de Higgs, descubierto en el 2012, explica el origen de la masa de las partículas elementales y era la pieza faltante en el Modelo Estándar. Sin embargo, recientemente hemos descubierto que la física del siglo XXI sólo es capaz de describir un 5% del Universo… Casi todo nuestro Universo está compuesto de lo que llamamos "energía oscura", y "materia oscura". La energía oscura ejerce una fuerza gravitatoria repulsiva que está haciendo que el Universo se expanda cada vez mas rápido.
¿Qué es la materia oscura?
En la última década se ha descubierto que sólo un cinco por ciento de la densidad de energía del Universo está en forma de las partículas elementales conocidas, que forman el polvo interestelar, las estrellas, los planetas, los seres vivos, etc. Sin embargo, la materia oscura es cinco veces más abundante que la materia ordinaria! Es una materia desconocida con propiedades exóticas a la cual llamamos oscura porque no somos capaces de identificarla fácilmente. Sin embargo, sus efectos gravitatorios se dejan sentir y juega un papel fundamental en la estructura y evolución de las galaxias, los cúmulos de galaxias, etc. Creemos que la materia oscura está formada de partículas elementales nuevas, mas allá de las descritas por el Modelo Estándar, y que podríamos llegar a producir en el LHC. Eso nos permitiría crear materia oscura en el laboratorio y estudiarla en detalle.
¿Cuánto tiempo se necesitará para que esta materia salga a la luz?
Tengo esperanza de que durante los próximos años haya una nueva revolución en nuestra compresión del Universo, quizás a través del descubrimiento de la partícula asociada con la materia oscura, que forzará una revisión del Modelo Estándar hacia una teoría más completa. Actualmente se están realizando estudios que atacan el problema de la materia oscura desde diferentes ángulos. Se está buscado en colisionadores de partículas, en detectores ultrasensibles a kilómetros de profundidad bajo tierra que podrían registrar el choque entre materia oscura y núcleos atómicos, y con telescopios de rayos gamma o neutrinos capaces de detectar cómo se aniquila la materia oscura en el centro de las galaxias. La puesta en común de estos estudios sin duda resultará en un gran avance.
¿Saber más de lo Universo en qué nos puede ayudar?
Es una inversión a medio y largo plazo. A un nivel más práctico, el realizar estas investigaciones indirectamente ayudará a desarrollar el conocimiento y la tecnología necesarias para solucionar problemas que ya tenemos u otros que surgirán en el futuro. Por ejemplo, en algún momento el ser humano va a tener que salir de la Tierra.
¿Es ciencia ficción?
No lo creo, dado que la Tierra se está quedando sin recursos. Además, dada su naturaleza curiosa, el ser humano está destinado a expandirse por el sistema solar y mas allá. Algunos de los proyectos más cercanos son la explotación minera de asteroides y quizás un día terraformar Marte. Hablamos probablemente de décadas o siglos, pero para mi está claro que el ser humano tendrá que seguir evolucionando, adquiriendo cada vez un conocimiento más profundo y la capacidad de gestionar su entorno de manera más eficiente y al mismo tiempo más responsable.
Al finalizar su carrera de Físico se fue a Estados Unidos, a Chicago. ¿Por qué?
En mi profesión es una necesidad el realizar estancias postdoctorales en otros centros de investigación en el extranjero para seguir avanzado. Yo me fui a EEUU para tres años y al final fueron once años. Conseguí una posición permanente en el principal laboratorio nacional de física de partículas, Fermilab, en Chicago. Mi esposa y yo estábamos muy bien allí pero llegó un momento, a raíz de que obtuve una posición de investigador muy competitiva en ICREA, en que decidimos volver a España. Por desgracia hay muchos científicos españoles altamente cualificados en el extranjero que no encuentran las oportunidades o la motivación (dado el poco apoyo de la administración) para regresar a su país. Es vergonzoso de que como país no seamos capaces de capitalizar en la inversión de haber formado a esos investigadores.
¿El investigador está más considerado allí?
La crisis se ha dejado sentir en todas partes, incluso en EEUU. Allí, sin embargo, se toman la inversión en investigación y desarrollo mucho más en serio. Hay más apoyo y la sociedad es más consciente de la importancia de ello. En general parece una sociedad con una mentalidad más abierta y que también valora la importancia de la educación. En los "colleges" y las universidades te encuentras con gente de todas las edades, jóvenes y no tan jóvenes, incluso personas jubiladas que estudian una carrera.
¿Hay competitividad científica?
En cuanto a la calidad de los investigadores no hay nada que envidiar. Estos centros son internacionales por lo que hay investigadores de todas las partes. Ahora bien, allí tienen mayor capacidad de retener el talento que aquí. Quizás aquí se actuaría igual si se destinaran los mismos recursos y se valorase el talento como inversión de futuro para la sociedad más de lo que se hace actualmente.
Usted volvió en 2010, en plena crisis.
Pues sí. Estos últimos años han sido un desastre. El dinero que recibimos de los programas nacionales de investigación se han reducido a un factor dos en cinco años. Eso se traduce, por ejemplo, en menos capacidad de viajar, de asistir a conferencias, de contratar estudiantes de doctorado, de contratar investigadores postdoctorales. Nuestro equipo de investigación es muy competitivo. Lo que hacemos en ATLAS es muy visible y tiene un alto impacto, pero se ha reducido en tamaño y capacidad. Si antes se podían contratar ocho estudiantes ahora son cinco o seis. Y las posibilidades de obtener otro tipo de subvenciones son muy bajas. Nos seguimos presentando a convocatorias europeas pero en éstas se tiende más a dar apoyo a proyectos que supongan una aplicación inmediata como, por ejemplo, nuevas tecnologías en detectores de rayos X para medicina.
¿Cómo surgió su vocación?
Cuando estudiaba EGB en la antigua Escola Germans Amat. En aquella época me pasaba los recreos dibujando galaxias en la pizarra. A mí me llamaba la atención la astronomía pero poco a poco me fui dando cuenta de que necesitaba entender en detalle el funcionamiento de esos objetos celestes, y aún más allá, lo cual me condujo a la física de partículas.
¿Le influenció algún maestro?
Durante mis estudios de bachillerato, en el Institut Nicolau Copèrnic, hubieron varios profesores (filosofía, matemáticas, y química) que de manera diferente me estimularon y contribuyeron a mantener en mí viva la llama de las ganas de aprender, aunque yo ya venia con una determinación muy grande. Se tiende a pensar que para llegar a hacer investigaciones de este nivel uno tiene que ser poco menos que un genio… Pues, no, no es cierto. La mayoría somos gente muy normal que encuentra su pasión en ello y entonces ya no hay quien les pare. A mi, por ejemplo, las matemáticas no se me daban particularmente bien en la EGB y en el instituto pero el deseo de ser físico era tan grande que me reté a superarlas. Y lo hice estudiando en verano.
¿Qué propuestas tiene?
Desde que regresé uno de mis objetivos ha sido el tratar de cambiar esta perspectiva. Me ofrezco voluntario para dar charlas en bibliotecas e institutos de secundaria para compartir mi pasión por la física de partículas, hacer ver a los jóvenes que hay retos realmente excitantes allá fuera, y tratar de animarles a que encuentren su pasión. Y que una vez la identifiquen, que no dejen de luchar por ella.
¿Pero puede haber jóvenes que no estén interesados en aprender?
Todos los niños, y eso lo veo todos los días en mi hija de 5 años, tienen unas ganas de aprender innatas. No tienes que animarles a que aprendan. Lo que tienes que hacer es evitar que pierdan el interés por aprender. Y eso es algo que el sistema educativo tradicional a menudo provoca y que hay que corregir. Yo intento poner mi granito de arena. Cuando doy una charla en un instituto y veo que se despierta un brillo en la mirada de alguien, seguro que es bueno.
Esta falta de interés de quién cree que es culpa, ¿del profesor o del alumno?
Del sistema educativo tradicional porque se basa en un modelo de la revolución industrial creado para formar trabajadores con competencias uniformizadas, y que ignora la diversidad y las necesidades de aprendizajes individuales. Todo el mundo es inteligente y aprende de manera diferente. Hay personas que después de pasar por el sistema educativo tradicional se dieron por vencidas y viven su vida sin haber encontrado su pasión y poder explotar sus potencialidades. Me parece inaceptable, y francamente, una mala inversión para la sociedad en su conjunto.