Los pillaron con las manos en las joyas, a punto de perpetrar uno de los mañosos robos, pero los Mossos d’Esquadra no descartan que los ladrones detenidos, tres, estén detrás de otros hurtos similares al que unos agentes abortaron el 4 de agosto. Los tres ladrones, dos mujeres y un hombre, hicieron uso de una estratagema harto utilizada por este tipo de delincuentes, especialistas en la sustracción con abrazo, o manoseo: quisieron robar el reloj y el anillo a un hombre de edad avanzada mientras le preguntaban por una dirección, o cuando le agradecían la atención demostrada.
Estaban dos agentes de los Mossos d’Esquadra en el barrio de La Cogullada, trabajando, cuando observaron la presencia de un coche que les infundió sospechas. Tanto el vehículo, con matrícula británica, como sus ocupantes. Más bien, la ubicación de sus ocupantes en el interior del vehículo: un hombre conducía, y dos mujeres estaban en el asiento trasero.
¿Y si merodeaban por la zona en busca de un objetivo, de alguna persona mayor a la que asaltar y desvalijar con carantoñas, abrazos, arrumacos o artimañas cualesquiera? Varias personas han sido víctimas de estos delincuentes especializados en los últimos meses.
Los policías siguieron el automóvil de los sospechosos a una distancia prudencial, con discreción, y la vigilancia dio frutos a los pocos minutos. La perspicacia policial quedó recompensada. El coche se dirigió a Les Fonts. Sus ocupantes, el trío, oteaban el horizonte de transeúntes en procura de un objetivo al que echar el anzuelo, y lo encontraron en la calle de Mossèn Josep Pons. El automóvil se detuvo.
Una de las mujeres bajó la ventanilla y llamó la atención de un hombre mayor. Le pedía ayuda. La víctima se acercó al coche y la ladrona desplegó rápido un mapa mientras preguntaba al asaltado "por el hospital más cercano".
Los mossos no perdían detalle de la escena, e intervinieron cuando tuvieron claras las aviesas intenciones del trío de delincuentes. En realidad, los ladrones habían pasado, en un santiamén, de las intenciones a la acción delictiva, pues la mujer, se desconoce si mientras el hombre le daba las indicaciones oportunas o en el agradecidimiento dispensado por ella tras recibirlas, había arrebatado a la víctima un anillo y un reloj.
Los agentes actuaron, y los sospechosos fueron detenidos. No era la primera vez que entraban en dependencias policiales como denunciados. El conductor, de origen rumano, tiene 28 años. Las acompañantes, de 30 y 35 años, respectivamente, proceden también de Rumanía. El robo quedó frustrado, pero otros de análoga factura, cometidos por especialistas que en argot policial son conocidos como "teletubbies" o como "ladrones cariñosos", sí se han consumado en Terrassa en los últimos meses.
El repertorio de ardides es variopinto: unas veces los delincuentes piden información sobre una dirección, otras simplemente se aproximan a la víctima fingiendo conocerla para abrazarla y, con suma habilidad, despojarla de joyas. La policía recomienda a los ciudadanos que desconfíen de desconocidos y que minimicen la ostentación de alhajas.