Terrassa

La coña marinera 

Sin vergüenza, con el divertido descaro que les caracterizaba, hubo un tiempo en que tres muchachos de Canet de Mar (el rubio con gafas, el alto guapito y el más bajo de la barba -era la forma habitual de describirlos-) pasearon con ritmo un simpático gamberrismo por las fiestas mayores de media Catalunya. Entonces, la palabra "envelat" (¿de veras existe una traducción castellana de este concepto?)" era aún bastante habitual en muchos pueblos y ciudades. Y dentro de esos precarios tenderetes desmontables, La Trinca (que así se hacían llamar aquellos chicos con aspecto "hippie") daban rienda suelta a su inacabable creatividad y talento.
Tal vez no tenían mucha pinta de ser el ansiado objeto del deseo de enloquecidas "gruppies", pero Josep Maria, Miquel Àngel y Toni se hartaron en los años setenta y ochenta de sacar discos al mercado y cultivar la llamada "coña marinera", que por algo eran de Canet.

En 1987, estos tres mosqueteros del micrófono decidieron que ya era hora de probar suerte en televisión. Así que dieron un paso más y debutaron en TV3 con un primer programa propio, "No passa res!".
No es que aquella experiencia durara demasiado (fueron unos seis meses) pero tan buena resultó la respuesta del público y la crítica, que, con el "No passa res!", La Trinca ganó hasta un premio Ondas.

Los índices de audiencia eran de aúpa. El programa llegó a tener en Catalunya un millón y medio de espectadores. Algo que es más bien de otro mundo en comparación con los "shares" actuales. La final de la Champions entre el Barça y la Juventus del año pasado obtuvo, por ejemplo, un seguimiento parecido. ¡Los "trincus" eran invencibles!

Por el programa pasaron rostros tan famosos como los de Lola Flores, Sara Montiel o Narcís Serra, que fue el primer invitado al que el trío de humoristas hizo una entrevista en "No passa res!". También había, claro, las actuaciones musicales de La Trinca, que insistían en decir que les descontrolaban las neuronas "les ties rodones, tirant a bacones", o que estaban seguros de que el hombre venía de la patata, "de la patata, de la patata" (por si no había quedado claro).

Contrapunto de la trascendencia que marcaba a los componentes de la llamada "Nova cançó", La Trinca sacó punta con humor a la Transición, igual que antes sus miembros habían burlado con eficacia la implacable censura franquista. Después, Josep Maria, Toni y Miquel Àngel se cansaron de cantar y de aparecer en pantalla para convertirse en creadores de "shows" televisivos con su productora Gestmusic. Menudo éxito les esperaba.
Llegados desde las playas de Canet, los miembros de La Trinca subieron al éxito en los setenta y en 1987 debutaron con el espacio "No passa res!"

"Tariro, tariro", de camino hacia la versión para TVE
No tuvieron bastante los de La Trinca con hacer desternillar a media Catalunya con su "No passa res!", que un año más tarde, en 1988, comenzaron un programa similar en TVE. En este caso, el nombre del espacio era de lo más sugerente. Se llamaba "Tariro, tariro", tal vez porque el trío de humoristas trataba de desvestir, o en otras palabras, de desnudar a los invitados intentando sacarles su lado más íntimo, o bien aquellas habilidades de los entrevistados que permanecían ocultas. Todo, claro, desde el humor "trincaire".

Actrices catalanas como Mercè Arànega, Carme Conesa o Àngels Gonyalons también participaron en este programa que TVE, vista la exitosa experiencia del "No passa res!" de TV3, programó con acierto en un horario de máxima audiencia.
Los tres vikingos de la Costa Brava (ése era el nombre de guerra con el que se dieron a conocer cuando empezaban con las canciones satíricas) supieron frenar poco después para coger otro barco, el de la productora Gestmusic.
Era el momento en que las televisiones privadas echaban a andar en España y Josep Maria Mainat, Toni Cruz y Miquel Àngel Pascual (que saltó pronto de la embarcación) vieron que allí había una buena oportunidad de negocio. Así engendraron algunas de sus criaturas televisivas, como "Operación Triunfo" o "Crónicas Marcianas", que de pequeñas tuvieron más bien poco.

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