Es cierto, la prueba piloto de las paradas intermedias en los autobuses urbanos de Terrassa no está siendo muy utilizada. Miembros de la CUP realizaron ayer una rueda de prensa para ponerlo de manifiesto tras comprobarlo personalmente. De la rueda de prensa se pueden sacar dos conclusiones que, por obvias, no deben pasar inadvertidas.
En primer lugar, la prueba piloto se lleva a cabo en el bus nit de los fines de semana. Quizás no sea la mejor franja horaria para comprobar la utilidad de la medida, aun conviniendo que sería necesaria una mayor información para que llegase a todas las terrassenses, jóvenes y mayores. En cualquier caso, hay otra cuestión que debemos tener también presente; el hecho de que se utilice poco no obliga a su supresión, porque su implementación no implica molestia, máxime si sigue sin usarse. Por otra parte, una vez en marcha, el valor simbólico de esta medida, el mensaje de prevención, la visualización de un problema real al que no se puede dar la espalda se pierden por completo en el caso de que se decida dar marcha atrás. Una vez adoptada, de lo que se trata es de mantenerla y potenciarla. Es una medida inocua, incluso presupuestariamente.
La segunda conclusión es que es una buena cosa que los partidos políticos hablen con pleno conocimiento de causa. Es excelente la iniciativa de subirse al autobús para comprobar los efectos de una medida aprobada en el pleno municipal, independientemente de que haya sido su partido el impulsor o no.
Adiós a Daura
El martes falleció Agustí Daura, quien fuera apodado en los años duros de la lucha antifranquista como el “cura rojo” de Ca n’Anglada. Sólo los que vivieron en primera persona aquella época saben del compromiso individual y colectivo que implicaba aquella lucha, de las renuncias y también del riesgo real incuestionable. Daura lo vivió en primera persona acercando la Iglesia en la que creyó y que luego abandonó a la defensa de sus feligreses, de la libertad, de la democracia y de los derechos humanos. Ahora suenan como palabras grandilocuentes, digamos superadas (habría debate), pero entonces eran conceptos poco menos que quiméricos por los que había quienes se jugaban la libertad e incluso la vida. Los viejos luchadores nos van dejando, pero queda su obra. Respeto, consideración y recuerdo para Agustí Daura.