William R. Wallace decía en su poema que la mano que mece la cuna es la mano que gobierna el mundo. La frase, decimonónica, podría interpretarse como un reconocimiento del callado matriarcado ante el presuntuoso y petulante machismo. En cualquier caso, más allá de ser una frase que resuena en la cabeza, viene a cuento del acuerdo al que han llegado el PSC y Terrassa en Comú, hecho público ayer, mediante el que crearán lo que denominan una comisión estratégica de ciudad. En ese escenario, en el título del poema de Wallace, sustituyamos la palabra “cuna” por algo más prosaico; por ejemplo, “POUM”. Sin duda, socialistas y comunes se han puesto ya las pilas.
No es la primera vez que hablamos sobre una alianza entre PSC y TeC en la ciudad. Aunque ambas formaciones lo niegan, el acercamiento tras la dimisión del alcalde Ballart ha sido evidente. TeC se ofreció para dar estabilidad al equipo de gobierno desde la oposición y ahora se presenta la constitución de esta mesa de trabajo de extraordinario contenido político. Mover el POUM es gobernar la ciudad. Ese acercamiento de las formaciones se gesta desde la discusión política y desde la creación de lugares de encuentro sobre el mismísimo territorio, sobre el POUM, sobre la mayor herramienta de poder que tiene una ciudad. Por qué, si no, constituyen la mesa únicamente esas dos formaciones. Se dice que lo que se pretende es un espacio de reflexión mediante la “revisión” o el estudio de posicionamientos de izquierda, de cómo debe ser el futuro de la ciudad y que las conclusiones sean útiles par el partido que gobierne. Ningún partido, ni de izquierdas ni de derechas, va a asumir un proyecto de ciudad en el que no ha participado.
A nadie se le escapa que este puede ser el embrión de algo mucho más consistente después de las próximas elecciones municipales. Habrá quien diga que es todavía muy pronto para hablar de pactos de gobierno en 2019 en un escenario tan cambiante como es en estos momentos la política catalana y probablemente tenga mucha razón. No perdamos de vista, no obstante, esta mesa estratégica de ciudad de dos formaciones que tienen más cosas en común que divergencias, que comparten electorado y también visiones de la política, aunque con estilos diferentes. La pregunta es si sumarán. La aritmética está complicada en la sala de plenos y no lo estará menos el año que viene, pero sea como sea, el acuerdo es lo que es y además lo que parece.