El candidato a la presidencia de la Generalitat, Jordi Turull, no consiguió ayer los votos necesarios para ser investido. La postura de la CUP, que anunció formalmente que dejaba de forma parte del bloque independentista para pasar a ser su oposición por no marcar ni Esquerra ni Junts per Catalunya un camino hacia la República desde la desobediencia, ha sido decisiva. Finalmente, los anticapitalistas parecen tan decisivos con sus cuatro diputados como lo fueron con diez en la anterior legislatura.
Turull, si el juez Llarena no lo impide hoy con un auto de prisión, será, con toda probabilidad, presidente de la Generalitat el sábado, en la segunda vuelta a la que tiene derecho según los artículos 149 y 150 del Reglament del Parlament de Catalunya. En esa votación necesitará más síes que noes para ser investido presidente. Para ello, y de ahí la importancia del posicionamiento de la CUP, deberán renunciar a sus escaños Carles Puigdemont y Toni Comín, que no pueden acudir al pleno ni pueden delegar su voto, como lo han hecho Oriol Junqueras y Jordi Sánchez desde prisión. Sólo de esa manera dispondrá Turull de los 66 votos que necesita para superar a los 65 del bloque constitucionalista.
Pero la incertidumbre se mantiene. Hoy es un día excepcional, nuevamente. El juez Llarena procesará a los implicados en el procés. si no ordena la prisión de Turull, se podrá celebrar el pleno del sábado para su investidura, pero la presidencia de Turull podría ser efímera como la presencia en el Parlament de otros políticos, como el terrassense Josep Rull, caso de ser también procesado.
Un auto de procesamiento por rebelión lleva aparejado, cuando alcanza su firmeza, la suspensión de cargo público. El auto será firme cuando se resuelvan los recursos que sin duda presentarán las defensas de los procesados. Será en ese momento cuando se decretará la suspensión, es decir, cuando Jordi Turull dejaría de ser presidente de la Generalitat.
Hay todavía mucha incertidumbre en la política catalana, como ayer se demostró, pese al discurso más pragmático del candidato, que abogó por el diálogo y por tender una mano al Gobierno de Mariano Rajoy. No habrá nadie al otro lado para cogerla. El 155 seguirá planeando sobre el Parlament hasta que alguien, libre de compromisos judiciales, se haga cargo de la presidencia de la Generalitat.