Ayer se inició una nueva legislatura en el Parlament de Catalunya. Se votó la mesa y se designó a Roger Torrens como nuevo presidente. Si bien se aceptó el voto delegado de los diputados presos y parece ser que no se producirá la impugnación por parte del Partido Popular, no fue necesario hacer lo mismo con los de los que están en Bruselas. No hubo sorpresas y, a pesar de las divergencias, la mesa se constituyó sobre una mayoría del bloque independentista.
La legislatura empieza esencialmente con muchas incógnitas. La más importante es, obviamente, la que gira en torno a la presidencia del Govern. No se sabe si Junts per Catalunya mantendrá su tesis de que no cabe otra posibilidad de que Puigdemont sea votado presidente, no se sabe cómo, o si por el contrario se impondrá la llamada al realismo de Esquerra Republicana.
No sabemos por tanto, quién será el presidente, ni cómo se elegirá, si volverá Puigdemont y si se da el caso, cuánto tardará en ser detenido, si los que se queden en Bruselas podrán votar, si se constituirá la mayoría necesaria, si se producirá alguna situación que provoque una prórroga de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
En fin, que hay más incógnitas que certezas, que es lo que quizás se necesite en este momento. De hecho, el propio Josep Rull dijo ayer, durante la sesión del Parlament, que la posibilidad de que no sea posible ninguna investidura conllevaría la convocatoria de unas nuevas elecciones, escenario que el político terrassense definió como no descartable.
La posibilidad de unos nuevos comicios genera nuevamente una situación incierta. Esquerra Republicana vaticina una pérdida de votos del bloque independentista, por lo que intenta, desde el realismo, evitar una nueva convocatoria electoral para no renunciar a la mayoría que controla hoy el Parlament. Mientras, la CUP se mantiene discretamente en su coherencia, en una posición, hoy, menos preeminente que en la anterior legislatura.
Por contra, en el sector independentista, Ciudadanos, crecidos ante sus últimos resultados, estarían encantados con una nueva convocatoria, todo lo contrario que el PP, que teme que unas elecciones inminentes les sitúen fuera del arco parlamentario. El PSC y los Comunes, siguen buscándose a sí mismos y probablemente acaben, de alguna manera, encontrándose los unos a los otros.