El burofax es una muy útil herramienta que permite, incluso judicialmente, probar de forma fehaciente que una comuniación se ha llevado a cabo y, lo0 más importante, el contenido de la misma. Es decir, que si alguien quiere poder demostrar que ha dicho o ha querdio decir algo a alguien, lo mejor es un burofax u otros productos similares. por lo tanto, esa herramienta no suele llevar aparejada ninguna buena noticia, sino todo lo contrario. en el mejor de los casos es una advertencia. Pues bien, Mina utilizó un burofax para exigir al alcalde Jordi Ballar una rectificación. El edil denunció públicamente que estaba siendo sometido a una extraordinaria presión en lo relacionado al proceso de liquidación de la concesión del agua. Habló de amenazas y de chantajes y Mina, para que quedase claro que nadie de su empresa había sido sujeto de esa acción, exigió la aclaración.
El alcalde, efectivamente, ha respondido y ha dicho a Mina que de sus declaraciones no puede inferirse una acusación a una pesona o a una empresa concreta, por lo que haciendo uso de su derecho a expresarse como alcalde y como ciudadano, entiende que no es necesario realizar rectificación alguna. ¿Cómo entender la respuesta del alcalde? Ambigua lo es. Es cierto que no hablaba de nadie en concreto y por lo tanto es lógico no retractarse de una acusación que no se ha realizado. De la misma forma y desde un punto de vista estrictamente jurídico, es difícil ejercer una acción judicial contra una calumnia que no tiene destinatario. Habrá que ver si los responsables de Mina se dan por satisfechos con la aclaración del alcalde. Siguiendo una deducción lógica, todo parece indicar que están satisfechos y que además quisieran que se conociera dado que la noticia apareció ayer en una agencia de noticias. En ese sentido, ni Mina ni Ayuntamiento utilizan habitualmente Europa Press para divulgar sus notas de prensa por lo que se puede llegar a entender de dónde partió la divulgación de la carta del alcalde. Es más, a lo largo de esta semana el Ayuntamiento no ha querido informar sobre ello a los medios locales. Lo paradójico es que Mina tampoco.
En cualquier caso, la cuestión está en que una denuncia tan grave como la que realizó el alcalde Ballart no puede quedarse en una mera declaración pública. Es intolerable que el alcalde de Terrassa se vea sometido a ese tipo de presiones ante un proceso como el del agua o en torno a cualquier acción de gobierno. Un chantaje a un alcalde es un chantaje a una ciudad y por lo tanto, es indispensable que Jordi Ballart presente una denuncia ante la fiscalía o lo aclare públicamente.