En ocasiones se corre el riesgo de transitar por los filos de la demagogia cuando se realizan según qué tipo de reivindicaciones. Es fácil y agradable a los oídos de cualquier interlocutor criticar los recortes en enseñanza y en sanidad, por ejemplo. El problema no está en la crítica en sí, sino en el contenido de la misma y en si tiene fundamento. Existe una sensibilidad entre los políticos, especialmente entre los que tienen capacidad de decisión a la hora de escuchar la voz de la calle y especialmente cuando ésta se hace muy evidente. Con respecto a las tasas universitarias, a tenor de las reacciones y de la nula presencia en los discursos de campaña, no parece que se haya hecho tan evidente y hemos caído en un estado de resignación del que de alguna manera hay que salir.
El precio de las carreras universitarias en España es muy elevado, incluso prohibitivo para algunas economías. Se han aumentado los precios, en Catalunya de forma escandalosa, y se han reducido las becas. La igualdad de oportunidades es una entelequia por mucho que en algunos sectores se quiera dibujar una situación de mejora de las partidas destinadas a becas. No es verdad. Si bien han aumentado las ayudas en números absolutos, ha aumentado en mayor medida el número de beneficiarios y se ha reducido la renta per cápita en una alocada carrera hacia la devaluación del país a través de la reducción de los salarios. En resumen, que nuestros grados y másters están entre los más caros de Europa y tenemos los sistemas de ayudas más incosistentes. Una situación, por cierto que empeorará en breve con el cambio de sistema. El cambio al 3+2, es decir, tres años de grados y dos de máster encarecerá todavía más el precio de los estudios superiores en España puesto que los másters valen incluso más del doble que los grados.
La prueba de ello la tenemos en cifras extraídas de estudios oficiales. En quince países del Espacio Europeo de Educación Superior las carreras univesitarias cuestan cien euros al año y el máster vale por un igual. En España, la media es de 1.100 euros el curso y el máster 2.020, pero en Catalunya las cifras se disparan a los 3.950 euros un máster (de media) y los grados superan en todos los casos los 2.000 euros el curso. Eso no es igualdad de oportunidades; es más, eso no es ni igualdad.
Un informe de Comisiones Obreras habla de que la universidad gratuita costaría en España 1.300 millones de euros. Entre un extremo y otro es seguro que se puede encontrar un lugar razonable.