Indeseables al poder

22 de juliol de 2016
La prueba del nueve para evaluar la calidad de una democracia se encuentra en la distribución del poder. Es tan elemental como infalible: si el poder se concentra, mal; si se concentra aún más, peor; si se esparce, bien. Nunca una democracia ha resultado ingobernable por exceso de compartimentación del poder. Y viceversa, la democracia se desvanece a medida que el poder se unifica en menos manos y se limita la autonomía de las instituciones.

La definición clásica de Montesquieu es una utopía. Los gobernantes siempre han mantenido los jueces a raya. Los legislativos son apéndices de los ejecutivos. Ahora, los poderes son tres, el económico, el político y el mediático. El riesgo principal, en algunos países, es que pasen a ser dos, porque entre el político y el económico controlen el mediático.

Fragmento del artículo de Xavier Bru de Sala publicado en E Periódico de Catalunya