Abrió en octubre de 2012 y creó una expectación inusitada por ser una de las franquicias del mercado de segunda mano más reconocidas. Sus escaparates mostraron desde entonces artículos de telefonía móvil y electrónica de consumo a unos precios más que reducidos. El funcionamiento era sencillo: el usuario que lo quería vender se dirigía a las oficinas anexas de la calle de Iscle Soler, se lo valoraban y se lo compraban (o no) en función de su estado de conservación. En la tienda lo revisaban y lo ponían a la venta. Así de fácil. Así de sencillo.
No obstante, y a pesar del trasiego constante de gente, Cash Converters ha decidido cerrar. “Se ha intentado conservar pero la baja rentabilidad ha impedido continuar con el mantenimiento de la actividad”, comentan fuentes de la empresa. Apostaron por Terrassa por ser una ciudad grande y dinámica. En estos dos años y diez meses de vida los artículos más comprados y vendidos han sido los de tecnología e informática.
El perfil del comprador/vendedor era el de un hombre de 18 a 35 años. “Había desde niños y jóvenes que se interesaban por lo último en consolas y videojuegos, familias en busca de electrodomésticos o televisores, personas que querían iniciarse en alguna afición, pero no querían invertir demasiado en un principio, y también los que se compraron toda la equipación con la ilusión de hacer algo nuevo y después solo lo practicaron las primeras semanas”, señala la brand manager de la empresa, Sara García.
En estos momentos, y hasta el día 31, la tienda de la Rambla d’Ègara, 154 atiende a clientes interesados en recoger o retirar artículos en horario comercial de mañana y tarde. A partir del 1 de septiembre, el establecimiento más cercano será el de la calle Berenguer El Gran, 2, en Sabadell. No obstante, también pueden hacer las compras a través del web.
Un cambio de mentalidad
La crisis ha sido un gran revulsivo. Las dificultades económicas de las familias y de los particulares han cambiado la percepción del uso y disfrute de los artículos.
En estos meses, hay quien ha vendido sus enseres para obtener el dinero que necesita para vivir (o sobrevivir) y hay quien ha aprovechado para vender (y no tirar o regalar) todo aquello que no utilizaba. En los últimos años, las tiendas de segunda mano han abierto por doquier. A la de Second Comapny se han añadido otros establecimientos como Rastro Retro, la Gallina Turuleka, Juanita, Quasi9NouBaby, Estil Solidari o Solidària Shopping, entre otros.
Algunos han tenido una vida efímera y otros han apostado por continuar con los negocios de ropa con un espíritu solidario. En este caso son tiendas que aceptan prendas que ellos mismos lavan, higieniza, reparan y planchan antes de venderla a precios económicos.
Es el caso de Solidària Shopping, un establecimiento de La Cogullada, que a partir de septiembre centrará más su actividad en comercializar ropa de segunda mano, con arreglos y composturas para “customizar” las prendas con el fin de actualizarlas y ponerlas al día.
No obstante, Terrassa también tiene ferias estables, como el Mercat de les Puces, que se celebra cada último sábado de mes en el entorno de la Masia Freixa, en el Parc de Sant Jordi, y el Mercat de l’Intercanvi, donde se ha recuperado el trueque: canjear los artículos que no se desean por otros que se necesiten.
Una opción de futuro
La directora de la Escola Superior de Comerç i Distribució (Escodi), Núria Beltrán, reconoció hace unos meses que el mercado de segunda mano era una expresión del retorno a los valores perdidos reclamados por una sociedad que demanda una mentalidad activa. Una manera de apostar por un consumo útil y responsable. Una alternativa de negocio y una opción más a tener en cuenta.