Del total de 96.632 kilómetros de líneas eléctricas que Endesa tiene en Catalunya, más de la mitad son aéreas, lo que significa que afectan a zonas boscosas o con vegetación. Por eso la compañía destinará 26 millones de euros a la tala y poda de masa forestal así como a la realización de termografías de sus instalaciones.
Para llevar a cabo estas operaciones de revisión del entorno boscoso la compañía cuenta con la colaboración de agentes del territorio, como bomberos, agentes forestales, Parques Naturales de la comunidad autónoma o distintas administraciones tanto locales como autonómicas.
Otra de las acciones que se llevarán a cabo dentro de este Plan de limpieza de verano y que según la empresa eléctrica es una “excelente medida preventiva” es la realización de revisiones termográficas de la red de media y alta tensión. Cada año Endesa revisa en Catalunya un poco más de 4.200 kilómetros de líneas aéreas de alta tensión, 18.000 de media tensión y 30.200 de baja tensión, así como otras infraestructuras como por ejemplo las subestaciones.
La termografía consiste en sobrevolar las líneas eléctricas con un helicóptero dotado de una cámara de rayos infrarrojos que detecta si hay algún punto caliente (con una temperatura superior a la del cable, es decir, con riesgo de sobrecalentarse) imposible de ver a simple vista. Esto podría indicar un mal funcionamiento del cableado por un deterioramiento prematuro, debido principalmente a la acción de afectos adversos -especialmente meteorológicos-. De este modo se pueden evitar posibles incidencias así como futuras averías.
La utilización de drones agiliza las inspecciones i mejora el servicio
Este mecanismo se ha reforzado durante todo el año con un vehículo todo terreno –equipado con una cámara especial- que ha recorrido las líneas inspeccionando también termograficamente los puntos con más riesgo, como son los cruces con autopistas, carreteras y ferrocarriles.
Drones
Uno de los elementos más novedosos son los drones. En uso desde la campaña de 2012 en Catalunya, estos aparatos aéreos no tripulados sirven como complemento de las inspecciones con helicóptero, sobre todo para revisar las zonas de difícil acceso. Los pequeños aviones, que pesan entre dos y cuatro quilos y miden 75 centímetros una vez desplegados, están equipados con cámaras de alta resolución que permiten captar imágenes de las líneas y, al ser tan estables, pueden hacer grabaciones de alta calidad.
Con ellos Endesa ha agilizado las inspecciones en detalle de los elementos del cableado aéreo, ya que no tiene que cortar el subministro. Además, también estan pensados para reconocimientos del terreno en caso de situaciones de emergencia.
Los aparatos se pueden telecomandar a tres o más kilómetros de distancia y pueden despegar y aterrizar solos mediante propulsión eléctrica, así como mantener la posición y la altura automáticamente gracias a un GPS y a un control biométrico de altura. Como medida de seguridad incorporan un sistema que, en caso de perdida de señal, vuelven al punto de partida.