El 15 de diciembre de 1991 fue un día lluvioso en Terrassa. Nada anormal para una jornada inaugural de una instalación de la Barcelona olímpica. Pero la climatología adversa no frenó el entusiasmo de los ciudadanos, que acudieron de forma masiva al acto de inauguración de las nuevas instalaciones deportivas del Àrea Olímpica, un moderno complejo que unos meses más tarde iba a acoger el torneo olímpico de hockey de los Juegos de Barcelona. Más de diez mil personas acudieron a una jornada histórica, de la que hoy se cumplen 25 años.
Aquella fecha y aquella inauguración forman parte de la historia contemporánea de Terrassa. No sólo por el enorme salto cualitativo que se produjo en las instalaciones deportivas de la ciudad, sino porque sirvió para calibrar el grado de apoyo a los Juegos Olímpicos de una ciudad que había mantenido anteriormente una dura pugna con la Federación Internacional de Hockey para ser subsede de este deporte y en la que existía un notable escepticismo en relación al impacto que tendrían los Juegos en cuanto a capacidad de atención. "He comentado muchas veces que en Terrassa no se percibía la importancia de ser subsede, pero hoy me han demostrado que estaba equivocado", dijo el entonces alcalde de la ciudad, Manuel Royes. La desbordante respuesta ciudadana y la favorable opinión sobre la calidad de las instalaciones borraron cualquier duda. "Estoy agradablemente sorprendido de estas instalaciones", señaló el presidente de la Generalitat del momento, Jordi Pujol. Una opinión a la que se sumó el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall. "Esta es la segunda mejor instalación de los Juegos después del Anillo Olímpico", dijo.
Los terrassenses se agolparon a las puertas de las instalaciones olímpicas horas antes de que diese inicio un amplio programa de actividades preparadas para una fecha tan especial. Y conforme fueron descubriendo los nuevos espacios el entusiasmo fue creciendo. Terrassa descubrió el resultado de muchos meses de trabajo y observó que estaba preparada para convertirse en la mejor sede posible del torneo olímpico de hockey, tanto por la alta calidad de sus instalaciones como en relación al apoyo de sus ciudadanos a un acontecimiento que marcó a toda una generación.
Abordar una obra de aquella magnitud estaba fuera del alcance de las posibilidades económicas de la ciudad si no hubiese sido por la celebración de los Juegos Olímpicos. Terrassa contaba con una Zona Deportiva obsoleta y profundamente deteriorada. El Estadio Municipal presentaba graves deficiencias, las pistas de atletismo estaban anticuadas con su superficie de ceniza y una cuerda de 300 metros y el viejo Globo había agotado su vida con creces. Sin embargo, las prioridades de la ciudad en aquella época se dirigían hacia otras direcciones: soterramiento de Renfe, Parc de Vallparadís, entre otros.
El impulso olímpico atrajo la inversión de las distintas administraciones públicas y Terrassa diseñó un complejo de primer nivel. La joya de la corona fue el nuevo Camp Olímpic, eje central de la instalación con una capacidad de unos 12.000 espectadores. La remodelación del estadio resultó completa, cambiando su fisonomía de forma radical. El equipo de arquitectos que redactó el proyecto del Àrea Olímpica ideó una instalación en forma de volcán, abierta al exterior y coronada con cuatro espectaculares torres de iluminación que le daban una personalidad indiscutible además de haver visible el estadio desde casi cualquier punto de la ciudad.
El Camp Federatiu de Hockey también fue adaptado y se construyó una visera en la tribuna. Y las viejas pistas de atletismo dejaron paso a un tercer campo de hockey para cumplir con las exigencias olímpicas. Además, se habilitó una nueva zona para el deporte escolar y se ordenó todo el conjunto formando una unidad que giraba alrededor de la plaza central construida en el CN Terrassa, bajo la cual se construyeron vestuarios y espacios deportivos.
El equipo que se encargó de la remodelación del complejo estuvo formado por los arquitectos Carles Escudé, Josep Zazurca, Jaume Bach, Gabriel Mora y el ingeniero Josep Maria Doménech.
Las cifras
2.600
Millones de pesetas se invirtieron en la remodelación del complejo del Àrea Olímpica
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El complejo inaugurado constaba de tres estadios destinados a la competición olímpica: el principal, uno auxiliar y uno de calentamiento. Además, se reformó toda la zona destinada al deporte escolar con nuevas pistas cubiertas