Cuando se empezó a diseñar la futura Àrea Olímpica de Terrassa una de las premisas indispensables impuestas desde el Ayuntamiento residía en la necesidad de que cubriese las exigencias impuestas por el Comité Olímpico Internacional pero que después de los Juegos asumiese el papel de centro neurálgico del deporte de la ciudad. De ese modo se pensó y se estructuró el complejo, con el propósito de mantener su funcionalidad.
Bajo esas líneas de actuación se mantuvo un amplio espacio destinado al deporte escolar, con pistas polideportivas semicubiertas que mejoraban las condiciones anteriores. Además, se potenció la práctica del hockey en el Camp Federatiu, se adecuó el campo de calentamiento para espacio de fútbol y se mantuvo el Camp Olímpic para la utilización del Terrassa FC.
Veinticinco años después de la inauguración del complejo, algunas de sus piezas deberán ser acondicionadas en breve por el deterioro que han sufrido. En esa dirección, a principios de año empezarán los trabajos de mejora del Camp Federatiu de hockey con el fin de mejorar su imagen y sus instalaciones. Una importante actuación que debe culminar con la sustitución de la superficie y un posible cambio de gestión del equipamiento. También se trabaja en un programa de mejora del Camp Olímpic, que presenta deficiencias en distintas áreas y que precisa una actuación inminente con el fin de preservar su mantenimiento. Todo ello con el fin de vestir las mejores galas en el 25 aniversario de los Juegos Olímpicos.