Para Ratzinger, "la persona siempre se reconoce en el otro, a través del otro. Nadie puede encontrarse a sí mismo si sólo observa su intimidad e intenta comprenderse y construirse a partir de sí mismo. La persona, en cuanto ser relacional, ha sido creada de tal forma que se hace en el otro, y descubre su sentido, su misión, su exigencia y posibilidades vitales en los encuentros con los demás" ("Dios y el mundo, 2000").
Una investigación de Holden (1975) halló que los adolescentes que beben lo hacen por la misma causa que consumen drogas: la huida de sus sentimientos negativos y la evasión de sus responsabilidades personales. Cada vez son más los adolescentes que ven en la droga la solución para los problemas propios de la edad. Lo ven como un paraíso (artificial) en el que no existirían problemas. A ello se suma que la gratificación de consumir droga es inmediata.
Los adolescentes muy tímidos suelen decir que mientras se encuentran bajo la influencia de las drogas hacen cosas que de otra manera no se atreverían a hacer. Este efecto es parte del atractivo que tienen las drogas, aun para los adolescentes que tienen confianza en sí mismos. Las drogas no sólo tienden a relajar sus inhibiciones, sino a aliviar la ansiedad.