Diari de Terrassa

VIDEOENTREVISTA: Xavier Matilla, candidato de Terrassa en Comú a la alcaldía

¿Cuál sería su reflexión sobre el mandato que acaba?
Ha sido un mandato accidentado en el que han ocurrido cosas que tienen mucha trascendencia para la ciudad. Haría un doble balance. Por un lado, destacaría algo que ya había adelantado en su momento Terrassa en Comú, que es que el proyecto del PSC, que en otros momentos ha funcionado para la ciudad, estaba agotado y no sólo agotado, sino que ha implosionado y que el relevo generacional que el partido tenía preparado, que era Jordi Ballart, ha fallado. Ello ha provocado que la ciudad haya sido incapaz de abordar problemas y afrontar nuevos retos.

¿Y en lo referente a su partido?
Entendemos que muy positivo. Modestamente, debo decir que hemos demostrado que estamos capacitados para liderar y abrir una nueva etapa en la ciudad y construir una nueva mayoría de izquierdas, que es a lo que aspiramos en estas municipales.

Durante estos cuatro años, ustedes han tenido ocasión de entrar en el equipo de gobierno en varias ocasiones e incluso de ocupar, usted mismo, la alcaldía. ¿Por qué no dieron el paso al frente?
No fueron decisiones fáciles. El equilibrio entre mantener una postura de cambio y asumir responsabilidades de gobierno es un ejercicio complicado. Entendemos que la ciudadanía percibe la coherencia de los principios que mueven los diferentes espacios políticos y las decisiones que se toman. Nosotros nacimos con voluntad de cambio, de mayoría, pero el cambio no se puede producir a cualquier precio en esta ciudad. Entendimos en un primer momento que era complicado gobernar con el PSC y después, cuando tuvimos la ocasión de asumir la alcaldía, pensamos que era un momento muy convulso, que no había tiempo para desarrollar ninguna política y que no era nuestro momento.

Desde la pura estrategia ¿hubiese sido bueno para ustedes afrontar estas municipales desde la alcaldía?
Probablemente sea así, pero no nos podemos mover únicamente desde una lógica electoral. En aquel momento, obtener la alcaldía pasaba por pactar con un partido, Convergència, que pensamos que tiene un proyecto de ciudad opuesto al nuestro. Entendemos como un ejercicio de honestidad y coherencia no llegar al poder a la primera ocasión, renunciando a principios muy básicos para nosotros. El objetivo es ser alcalde, pero con unas determinadas condiciones, no a cualquier precio. Preferimos mantenernos en una oposición responsable que garantizase la gobernabilidad de la ciudad.

Usted habla de que se ha consolidado su espacio político, pero las otras tres fuerzas que se incorporaron a su proyecto en 2015 han presentado otra candidatura ¿Cómo ve las posibilidades de su partido?
Francamente, con optimismo. La percepción y las informaciones de que disponemos nos dicen que podemos ganar las elecciones. Por lo que sabemos, hay un empate técnico entre PSC, Terrassa en Comú y Esquerra Republicana.

PSC y Esquerra bipolarizan en su discurso las posibilidades de victoria y a ustedes les dejan fuera.
Si, existe en esos dos partidos una voluntad clara de dejarnos al margen en la carrera a la alcaldía. Interpreto que también entienden que somos la verdadera fuerza de cambio en esta ciudad. PSC y Esquerra se parecen entre ellos mucho más de lo que están dispuestos a asumir.

¿En qué sentido?
Tienen mecanismos de acción y reflexión similares. PSC y Esquerra, lo han demostrado en estos cuatro años y también en la campaña que todavía piensan la ciudad desde el centro y para el centro. El PSC no ha conseguido superar el modelo concéntrico de ciudad de los años ochenta y Esquerra es un partido anclado también en el centro. Mientras nosotros hablamos de mejorar las rieras o de cómo potenciar el comercio de proximidad en los barrios, Esquerra habla del Mercat de la Indepèndencia o la peatonalidad del centro. Son cuestiones importantes, pero no son las únicas.

¿Qué les hace a ustedes diferentes?
Somos la única fuerza que en caso de ganar puede garantizar que haya un gobierno de progreso y de cambio. Ni PSC ni ERC pueden garantizarlo, porque sus estrategias responden a otros intereses.

¿Cuáles serían esos intereses?
Me refiero, entre otras cuestiones, a sus políticas de pactos. No se sabe exactamente hacia donde caminan. EL PSC ha demostrado que es capaz de pactar con quien sea para mantenerse en el poder, no desde la lógica de un proyecto que dé coherencia a la alianza, sino de la voluntad de mantenerse en el poder. Por otra parte, el anuncio de las fuerzas independentistas de un pacto para garantizar una alcaldía del bloque también demuestra que Esquerra antepone determinados intereses, de partido o de contextos que van más allá de la ciudad.

La opinión generalizada es que estas elecciones fragmentarán el voto y por lo tanto se fragmentará todavía más la representación en el pleno ¿Podría darse el efecto contrario y complicar la lógica de pactos?
La participación será determinante. Mire, la lógica de pacto la determinará la lista más votada. En primer lugar, porque en segunda votación puede obtener la alcaldía y en esencia, porque es quien puede orientar el carácter del gobierno. Por eso creo que es tan importante que la lista más votada sea la de Terrassa en Comú, por nuestro compromiso con la renovación y el progreso De todas formas, también le digo que debemos ir más allá del pacto de gobierno. Esta ciudad ha tenido capacidad de grandes consensos y se tienen que seguir potenciando.

¿En qué ámbitos se deben situar esos amplios acuerdos de ciudad?
Un tema básico es el del desarrollo de la ciudad, cómo seguimos haciendo que Terrassa sea mejor en su globalidad. Un tema es la actividad económica y la reactivación del músculo productivo de una ciudad desequilibrada entre su capacidad de producción y su necesidad de generar empleo y la otra vertiente es cómo articulamos este crecimiento para que contribuya a reducir las desigualdades de la ciudad. Hablo de acuerdos más allá del propio Ayuntamiento.

Los pactos de ciudad están algo desprestigiados.
Sí, pero seguramente los mejores pactos de ciudad son los que no están escritos. Es necesario, desde el concepto que sea, pacto, consenso o acuerdo, convenir que la consolidación de las desigualdades perjudica a todos y que es necesario un esfuerzo para que el desarrollo económico la pueda equilibrar para revertir esa desigualdad. De lo contrario, Terrassa tendrá muchos problemas para seguir adelante.

¿Qué capacidad tienen un ayuntamiento para incidir en ello?
Si me permite, empezaré diciendo que existe un relato excesivamente triunfalista de la ciudad que al PSC le interesa promover para justificar lo que ha hecho. Sin traumas, tenemos que revisar ese relato. No se quería asumir el problema de la emergencia social y habitacional de la que empezó a hablar TeC, hasta que ha sido evidente y se ha asumido; se dice que en Terrassa la cultura funciona y no es cierto, que el deporte funciona y no es verdad. En fin, un Ayuntamiento, como elemento motivador, debe asumir las deficiencias para solucionarlas. Para ello necesitamos información para hacer un buen diagnóstico de la ciudad y luchar contra las desigualdades. De ahí aquella comisión de estrategia que instauramos con el PSC y que nos ha reportado valiosa información. Hay que conocer el diagnóstico para fijar objetivos y ser autoexigente.

Sobre esa comisión se habló de la posibilidad de que fuese el embrión de un pacto con el PSC.
No hay ningún misterio. Fue una comisión que se abrió, que trabajó y que se cerró en su momento. No ha ido más allá. Yo creo que es uno de los ejercicios a los que nos deberemos acostumbrar en esta ciudad. Entiendo que los otros partidos lo utilicen, pero se trata de iniciativas útiles. Incluso le diría, que el perfil de esa comisión ha sido más técnico que político. En ese sentido, ahora tenemos un dibujo de la ciudad que antes no teníamos.

Se oye con insistencia que Terrassa se está empobreciendo, que la renta per cápita baja ¿Terrassa ha sido siempre ciudad de acogida y ahora queremos elegir? ¿Cómo hay que leer esa afirmación?
Personalmente no me gusta hablar de ciudad pobre. Prefiero el concepto de ciudad desequilibrada. La ciudad ha tenido un crecimiento poblacional muy elevado fruto de una determinada apuesta, de ser capital del Vallès por número de habitantes. Ese tipo de crecimiento tuvo una parte oscura, que fue la terciarización frente a la industria y eso genera una situación económica desequilibrada. Nuestros ingresos por actividades económicas son muy bajos Pero son bajos porque se ha perdido músculo industrial, no porque haya venido gente pobre, que no es cierto. Por eso, el objetivo es reequilibrar.

Creo que llegamos al POUM.
Sí, claro. Todo el mundo dice que hay que revisar el plan general, pero pocos dicen para qué. Nosotros decimos que hay que revisarlo porque el POUM contempla todavía un amplio crecimiento demográfico, pero poco industrial y hay que seguir apostando por facilitar espacios y de pequeño y de gran tamaño, para que Terrassa sea una ciudad fértil desde el punto de vista de la actividad económica.

Pero seguramente no podemos afrontar esa revisión sin tener claro hacia dónde debe mirar la ciudad. Nuestra relación con el territorio condiciona decisiones.
Por supuesto. El factor territorial es muy importante y las dinámicas metropolitanas en las que Terrassa está inmersa. Eso abre otro debate. Terrassa está en un proceso de especialización territorial, que es que se está convirtiendo en ciudad dormitorio. Ese proceso no es rápido, pero es secuencial y va avanzando. En 2010 Terrassa disfrutaba de un equilibrio entre población y altas en la Seguridad Social, estaba equilibrada, perdió mucha actividad por la crisis, y ahora se está recuperando, pero hay una cuestión. En el conjunto de la Región Metropolitana se está llegando a los mismos puestos de trabajo que antes de la crisis, pero ubicados de forma diferente, reconcentrados en la ciudad de Barcelona.

¿Y cómo se revierte esa situación?
Realizando una apuesta clara por tejer red y gobierno metropolitano. Confío en que Barcelona en Comú gane para que se mantenga la predisposición para tejer una lógica supramunicipal conjunta en la Región Metropolitana que evite, por ejemplo, que Terrassa se convierta definitivamente en una ciudad dormitorio.

¿Debemos mirar más a Barcelona que al Gran Vallès?
No, las dos cosas. Yo creo mucho en la lógica comarcal, pero el Vallès se debe articular y debe dejar de funcionar únicamente en relaciones concéntricas con Barcelona. Por tanto, cuando reivindicamos la nueva línea de ferrocarril de conexión con Barcelona a través de Bellaterra y allí conectarse con el Vallès, estamos hablando de un elemento clave para articular la comarca. El Vallès necesita crear su proyecto de comarca y a través de ese proyecto tener capacidad de interlocución. Lo que no puede ser es que desde una misma realidad territorial Terrassa, Sabadell y Granolllers interaccionen individualmente con Barcelona. Pensamos que se debe constituir una oficina vallesana para construir proyectos propios.

¿Y proyectos propios de ciudad? Podría concretar alguno de su programa?
Desde el urbanístimo destacaría dos, para enlazar con algunas de las cuestiones de las que estamos hablando. Por una parte, las rieras. Tenemos que ganarlas para la ciudad, convertirlas en parte de la trama urvbana con un proyecto ambicioso que tenga en cuenta el lecho y la cuenca. Otra cuestión sería una apuesta firme por los polígonos industriales.

Pero se abstuvieron ustedes en la aprobación de Els Bellots II y Can Guitard.
Sí, porque entendemos que el suelo industrial debe responder a planteamientos estratégicos y no de rentabilidad del propietario del suelo.

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