Josep Rull cumple hoy su año más difícil. El 23 de marzo de 2018 el exconseller egarense reingresaba a la cárcel madrileña de Estremera imputado por rebelión y malversación. Lo hacía después de que el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena decretara prisión incondicional para cinco de los procesados y al apreciar riesgo de fuga y de reiteración delictiva.
Han sido doce meses entre rejas marcados por la rutina carcelaria, la constantes visitas de familiares, letrados, amigos y periodistas, la llegada incesante de cartas y una actualidad política que ha golpeado las rejas de la cárcel como una maza. Estos son los momentos clave de ese frenético calendario.
El auto de prisión. El 23 de marzo de 2018 el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena dictaba el reingreso en prisión de Carme Forcadell -que ya pasó una noche en la cárcel en noviembre de 2017- y de Raül Romeva, Josep Rull, Jordi Turull y Dolors Bassa, que estuvieron presos entre el 2 de noviembre de 2017 y principios de diciembre de ese mismo año.
El traslado a Lledoners. El 11 de julio de 2018 los presos regresaban a Catalunya. Se completaba el traslado de los exconsellers a la cárcel de Lledoners, tras una parada técnica de 25 minutos en Brians-2, donde los furgones fueron recibidos por centenares de independentistas.
La huelga de hambre. El 1 de diciembre de 2018 los ex consellers Josep Rull y Joaquim Forn se sumaban a la huelga de hambre emprendida días antes por Jordi Sànchez y Jordi Turull para denunciar el bloqueo sistemático del Tribunal Constitucional a sus recursos de amparo, impidiendo que pudieran recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). El día anterior se publicaba la primera y única foto de los siete consellers en el patio de prisión. El ayuno duró casi tres semanas. Lo abandonaron después de que todos los expresidentes del Parlament y de la Generalitat les pidieran que depusieran su actitud y de que el Supremo empezara a resolver los recursos.
"Pedro Sánchez ha dinamitado el consenso". El 18 de diciembre de 2018, en plena huelga de hambre, con 6 kilos menos, Rull concedía una entrevista a Diari de Terrassa. El día en que arrancaban las diligencias previas del juicio al "procés" y a cuatro de la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona, Rull afirmaba que Pedro Sánchez llegba a Catalunya tras "dilapidar el consenso de la moción de censura". Desde prisión, le reclamaba que afrontara la negociación con el independentismo con valentía, y "en términos democráticos, como lo hizo Cámeron en Escocia".
En el juicio, duro pulso con la Fiscalía. El 20 de febrero de 2019, la quinta sesión del juicio al "procés" arrancó con el interrogatorio a Josep Rull. Cuatro horas de declaración en las que denunció "la falta de autoridad moral" del TC, después de someterse a los dictámenes del Gobierno y defendió que las decisiones del Executiu respondieron a los principios de "legitimidad, de la ley y al principio democrático". Rull mantuvo un duro pulso con la Fiscalía, a la que acusó de mezclar fragmentos de una entrevista para forzar el relato de la incitación a la violencia. La acusación de rebelión contra Rull descansa en su negativa a que el buque Moby Data para policías atracara en el puerto de Palamós. El barco no utilizó los mecanismos ordinarios para el amarre -se defendió Rull- y, en plena campaña de cruceros, el puerto carecía de espacio.
La ráplica del práctico. El 6 de marzo de 2019, en el turno de los testigos, el práctico del puerto de Palamós, Pedro Buil, replicaba la versión de Josep Rull y afirmaba en el juicio que "no había impedimentos" para que atracara el ferry conocido como ‘piolín’. En las páginas de Diari de Terrassa, a través de las crónicas que semanalmente envía desde la prisión de Soto del Real, Josep Rull se ha defendido de esa versión acusando al práctico de comparecer "a petición propia con la finalidad de acusarme" y de rebatir una declaración suya en fase de instrucción que "un diario publicó erróneamente".