Terrassa

Josep Rull: “En prisión, incluso en los momentos sórdidos, la bondad irrumpe”

Cuando se cumple un mes del inicio del juicio al "procés" en el Tribunal Supremo, Josep Rull ha decidido compartir sus vivencias en la prisión de Soto del Real con los lectores de Diari de Terrassa. En la cuarta entrega de sus "Cròniques de presó", el exconseller relata sus paseos "talegueros", las horas frente al ordenador en la celda, repasando miles de folios de en la "nube" virtual de la causa, la emotiva despedida de Manolo, el interno jefe de módulo 10 y el agotamiento de las interminables jornadas del juicio. "La semana pasada hubo dos días en que sólo dormimos entre cinco y seis horas", explica. "Se nos cerraban los ojos en la sala de vistas del Supremo. Jordi Ciuxart, con su sonrisa perenne nos decía ‘mantenerse despierto, esto sí que es heroico’".

Rutinas
Mes y medio después del traslado de la prisión de Lledoners al centro penitenciario madrileño de soto del Real, Josep Rull, Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull, Jordi Cuixart, Joaquim Forn y Raül Romeva, han logrado sumirse en las rutinas, "desde el acceso al economato para proveer nuestra despensa de emergencia, el deporte, la biblioteca o, simplemente, los paseos ‘talegueros’ por un patio el doble de grande que el de Lledoners".

Esas caminatas permiten a los presos "darnos ánimos y consensuar consejos para los abogados de cara a la semana siguiente". Después de las declaraciones de los primeros testigos, estos días los independentistas se centran en el estudio de los atestados de la Guardia Civil, miles de folios "atestados de impresiones o, directamente de falsedades", afirma, inspiradas "en la idea de que ‘la verdad no destroce una buena condena".

Rull explica que el módulo 10 de Madrid V es un módulo de respeto, donde los reclusos "nos distribuimos por grupos las tareas de limpieza, mantenimiento y funcionamiento ordinario". Al frente del mismo estaba hasta la semana pasada Manolo, "un gran tipo, solvente, fiable, ordenado. Con una memoria prodigiosa", capaz de recitar nombre y apellidos de setenta internos y resolver los problemas cotidianos. Manolo salió la semana pasada en semilibertad, en tercer grado, y "la despedida fue emotiva(…) probablemente no nos veamos nunca mas".

Rull explica que "en prisión se hacen amistades aparentemente inverosímiles. Te introduces en biografías increíbles, por duras e injustas, por heroicas. Ves lo mejor y lo peor de las personas. Pero incluso en los momentos más sórdidos la bondad irrumpe".

El pasado domingo, en la sala de espera de la enfermería, un preso de 52 años deteriorado físicamente "me explicó que hacía 26 años que estaba en prisión, con un paréntesis de tres meses en que reincidió en un atraco". El interno le confesó a Rull estar "absolutamente ‘institucionalizado’, que lo único que daba sentido a su vida era su hijo. El amor, en dos palabras", apunta Rull.

Seres sin alma
Desde hace más de un mes los presos independentistas están sometidos "a un aislamiento severo" en Soto del Real. Reciben alguna prensa catalana con días de retraso, de manera que su contacto con la realidad con sus letrados. "Ya no nos atrevemos a mirar los informativos de las televisiones españolas(…). Con algunas excepciones, nos presentan como seres sin alma".

En ese contexto, "nuestro principal cordón umbilical con Catalunya" son las cartas que reciben los presos y que "devoramos con pasión (yo las guardo como un tesoro con la ciencia archivística de la querida Mariona Vigués)", explica Rull, en un guiño a la que fue su compañera en el grupo municipal de CiU en Terrassa.

En Extremera, el ex conseller recuerda que le propuso a un funcionario de prisiones crítico con el soberanismo que escogiera tres cartas recibidas al azar. "Encontrará humanidad, dulzura, coraje dignidad y esperanza. Nada de odio ni rencor. Esta es nuestra fuerza", le dijo.

En la quinta semana del juicio, Rull se despide de la ciudad con la mente fijada en el Festival de Jazz. "Las mañanas de domingo en el anfiteatro de la plaza Catalunya y, sobre todo, el Picnic Jazz me generan una nostalgia intensísima. Es la banda sonora de Terrassa -dice- convertida en una joya intangible de nuestra libertad".

To Top