Fascinante inmersión en la Catalunya de hace mil años, o mejor dicho, en el período en que buena parte de su actual territorio eran condados del Imperio Carolingio, la que propició la presentación en Terrassa del libro "Atles del comtat de Barcelona (801-993)", de Jordi Bolòs y Víctor Hurtado. Una época que, desde el punto de vista arqueológico, "ha dejado pocos testimonios. Sus elementos materiales eran muy rústicos y sencillos, de barro o madera", señaló el director del Museu de Terrassa, Domènec Ferran, en la introducción. Pero, como contrapartida, "Catalunya conserva, como pocos otros lugares en Europa, la documentación del período que abarca desde la entrada de los carolingios hasta que los condados se liberan de ellos y adquieren soberanía", dijo el editor, Rafael Català.
Desde la década de 1920 existe una entidad, Catalunya Carolíngia, dedicada a recoger, clasificar y transcribir toda esta documentación. Y un día, cuando acababan la carrera, los historiadores Jordi Bolòs y Victor Hurtado se propusieron pasarla a mapas, y empezaron. Y hace más de veinte años propusieron a Rafael Dalmau Editor publicarlos en libros. Así comenzó , en 1998, la colección "Atles de la Catalunya carolíngia", que se completa con esta décima entrega que se presentó el martes en el Centre Cultural.
"Un proyecto de más de treinta años de trabajo, de toda la vida adulta de Bolòs y Hurtado", dijo Català. Haciendo mapas que ofrecen una visión en el espacio, "de lo que eran, hace 1.200 o 1.300 años, las tierras que ahora son Catalunya".
Los documentos que se conservan son básicamente de tipo jurídico, que indican un propietario, sea laico o eclesiástico, y en base a ellos Hurtado explicó que han elaborado mapas de dominio, económicos ( viñas, pastos, caballos, huertos, molinos), de demarcaciones, parroquias, monasterios, e incluso de orígenes de los topónimos.
El condado de Barcelona abarcaba el Vallès, por lo que Hurtado dedicó buena parte de su intervención a la "Terrassa carolingia", y los interrogantes que plantea. "¿Por qué establecer una sede episcopal aquí. Para mi es un misterio". También mist eriosos son los topónimos "castellum Terracium", "en una época en que no había feudalismo" y "Parets Antigues", éste localizado al norte de Ègara. ¿Qué significa "parets antigues", en el siglo IX?" Lo que sí tiene claro Hurtado es que la de Terrassa "es una zona muy rica, absolutamente agrícola, con una cantidad inmensa de molinos, para moler una gran cantidad de trigo".
Baió, el rebelde terrassense
Llamó Hurtado a valorar la figura de un tal Baió, "suponemos que un godo terrassense, que pretende restaurar la Seu d’Ègara". Busca para ello un prevere, que en 860 comienza a actuar sin el permiso de la autoridad episcopal de Barcelona. "Esto llega a las cortes del emperador, que coloca un obispo franco en Barcelona, e imagino que liquida a Baió y a su prevere."
Era un tiempo en que "un payés de Terrassa compartía el mundo (sistemas de pesos y medidas, monetarios, jurídico, la letra, las reglas de los monasterios) con uno de Burdeos o de Frankfurt. La invasión carolingia hizo que estos condados formaran parte de un imperio europeo, y por tanto de Europa".
LOS DATOS
Libro: "Atles del comtat de Barcelona (801-993)
Autores: Jordi Bolòs y Víctor Hurtado
Editorial: Rafael Dalmau Editor
Precio: 30 euros