El exconseller Josep Rull redactaba ayer mismo la segunda entrega de sus crónicas personales del juicio al "procés" y la hacía llegar a la redacción de Diari de Terrassa . Desde la prisión de Soto del Real, el político reflexiona sobre el interrogatorio al que lo sometió el pasado miércoles la fiscal Consuelo Madrigal, cuestiona la solidez de la acusación pública y pide que no confunda "a nadie" la "pulcritud formal" del presidente de la sala del Tribunal Supremo, el magistrado Manuel Marchena. Su "piel de cordero", afirma, nada tiene que ver con sus interlocutorias "negándonos la libertad. Si alguien aún tiene alguna duda de que esto es un juicio político que se las lea con detenimiento".
En su diario manuscrito, Rull cuestiona la estrategia de la Fiscalía en el interrogatorio a los acusados que, a su juicio, han podido estos días "plantar cara al Ministerio Fiscal y a la Abogacía del Estado para desmontar el relato ficticio de la violencia, del alzamiento público y tumultuario, y de la malversación de caudales públicos".
Los políticos procesados quedaron la semana pasada "atónitos" al comprobar el contenido de los interrogatorios de la acusación pública, que en el caso de los miembros del Govern estuvieron "centrados esencialmente en le delito de desobediencia". Rull cree que el Ministerio público no interrogó sobre los tipos penales más graves porque "es incapaz de acreditar la pretendida violencia y, por lo tanto, no puede sostener ni la rebelión ni la sedición".
Ese hecho convierte en "mas injusta y vergonzosa la prisión preventiva", denuncia el político egarense, que acusa a la Justicia de someter a los miembros del Govern y a los activistas procesados a una condena preventiva. "Los 370 días hace que estoy en prisión son venganza pura: por si acaso que paguen ahora", afirma Rull
El barco de los "Piolines"
Las acusación de rebelión que pesa sobre el político terrassense se sustenta, según el escrito de acusación, en su negativa como conseller de Territori i Sostenibilitat a que el 21 de septiembre de 2017 atracara el barco de los policías en el puerto de Palamós. "Estoy en prisión por el episodio del barco", afirma, y se muestra convencido de que "pudimos acreditar que no fue una decisión arbitraria".
Ante la fiscal Consuelo Madrigal, Josep Rull justificó el pasado miércoles la decisión de vetar el amarre en dos argumentos: los responsables del barco no utilizaron el "mecanismo adecuado" para solicitar que atracara en Palamós al no tramitarlo como "buque de Estado" y el puerto estaba comprometido por los cruceros, que no dejaban espacio libre para nuevos amarres.
El de Josep Rull fue un interrogatorio intenso y duro, plagado de pulsos entre el procesado y la ex fiscal general del Estado Consuelo Madrigal. El político la acusa de someterlo a "decenas de preguntas monosilábicas" que rompieron el ritmo del interrogatorio, convirtiéndolo en "un diálogo que tiende al absurdo. Hubo momentos que perdí la paciencia -admite-. Eran preguntas retóricas".
Rull critica también "los errores estridentes, de concepto del Ministerio fiscal", que durante la declaración atribuyó a la hoja de ruta del Govern afirmaciones que no contenía, y otorgó la titularidad de la autopista AP7 a la Generalitat, cuando es del Estado.
El ex conseller considera especialmente grave la "manipulación de las pruebas acusatorias"que supuso la reproducción de una entrevista suya al digital El Nacional. Las frases habían sido mezcladas para forzar un relato de incitación a la violencia, denunció el pasado miércoles. De regreso a la celda, el político egarense acusa ahora a la Fiscalía de construir "una especie de ‘frankenstein’ para descontextualizar mis declaraciones y poner en mis labios afirmaciones absurdas".
"O política, o Código Penal"
En su segunda reflexión pública desde la prisión de soto del Real, Josep Rull entra en el debate suscitado sobre legalidad y democracia. Justo el día en que declaraba ante el Tribunal Supremo, el Rey afirmaba ante la Asociación Mundial de Juristas que «sin respeto a las leyes no existe ni convivencia ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad». Fue un claro mensaje al independentismo y en particular a Quim Torra, que días antes defendióque la democracia está por encima de cualquier precepto legal.
"Es imprescindible que un sistema político posea legitimidad y eso exige interacción entre el imperio de la ley y el principio democrático", defiende Rull desde prisión. El político contrapone "política o Código Penal. Diálogo o represión. Los fuertes pactan y encuentran salidas democráticas, los débiles imponen, recortan derechos y libertades fundamentales". Y concluye: "Hoy el Estado español, con el Tribunal Constitucional al frente, tiene un déficit grave de legitimidad".
Ya en el terreno más personal, Rull recuerda que al escribir esta segunda crónica hace15 días que no ve a Bernat y Roger, sus hijos de 9 y 4 años. "Si todo va bien nos reencontraremos el domingo 3 de marzo, después de 3 semanas…"
La parte más dura de la prisión, explica, sigue siendo la distancia con la familia. El próximo domingo los niños viajarán junto a su madre, Meritxell Lluís, a Soto del Real, donde "nos veremos dos horas. Dos horas en una sala de 9 metros cuadrados donde volcamos toneladas de ternura. Dos horas cortísimas en que aprovechamos para darnos los besos que nos hemos perdido durante las tres semanas de ausencia. Dos horas, 1.400 kilómetros".