El alcalde de Terrassa, Alfredo Vega, ha valorado que la creación del instituto-escuela en la Escola Pere Viver es "una buena decisión porque en la zona 2 faltan plazas de secundaria" pero pone matices. El alcalde añade que un proyecto educativo de esta tipología tiene pros y contras, y que no es la única solución cuando faltan plazas de ESO.
En este sentido, Vega, que fue director del Pere Viver, comparte con el conseller de Educació, Josep Bargalló, que el modelo 3-16 da seguridad a las familias porque garantiza la escolarización de toda la etapa obligatoria en un mismo centro. Pero considera que este modelo también puede correr riesgos. "Ahora tenemos escuelas públicas complejas pero podemos evitar que los institutos lo sean porque tienen más oferta de plazas y más diversidad de alumnado, no sólo el de entornos desfavorecidos. En cambio, un instituto-escuela, depende de dónde esté situado, puede empezar y acabar siendo un centro complejo".
En este sentido, el alcalde discrepa del conseller Josep Bargalló, para quién el modelo 3-16 es un modelo que ayuda a luchar contra la segregación escolar. "Sobre el papel, debería ser así, pero todos sabemos que hay zonas territoriales donde es muy difícil que escuelas e institutos reciban alumnado de todo tipo. Por lo tanto, el modelo 3-16 en la pública no es la solución mágica".
La escuela, ilusionada
A la decisión de crear el instituto-escuela también ha dado respuesta la Escola Pere Viver. Su directora, Lídia Jové, dice estar satisfecha. "Es una buena oportunidad para la escuela y para nuestros alumnos. Y esperemos que sea un atractivo, un estímulo, para que las familias se animen a compartir el proyecto pedagógico".