Desde ayer el monumento a la máquina del tren vuelve a presidir el cruce de la calle Galileu con la Rambla d’Egara. La locomotora ha sido restaurada y ayer una grúa colocó de nuevo la pieza sobre los raíles.
El monumento ocupa ese espacio desde 1968, cuando el Ayuntamiento de la época la instaló como homenaje al papel del ferrocarril en el empuje a la industria y la economía de la ciudad.
El pasado año se decidió restaurarlo después de detectar durante una inspección rutinaria un problema en la base sobre la que se asienta la locomotora. Como que la reparación implicaba el desplazamiento de la máquina, se decidió aprovechar para restaurar también las vías, cambiar las traviesas de madera y revisar la estructura del pedestal sobre el que se asienta, adecuando la locomotora y pintándola de nuevo.
También se ha dotado a la máquina del tren de medidas para impedir el acceso de personas a su interior. En el suelo se ha instalado el mismo pavimento de la Rambla para dar continuidad al tramo, consiguiendo además un mayor protagonismo de la máquina del tren. La inversión en los trabajos ronda los 10 mil euros.
La máquina de vapor Marcinillé Coullet, conocida popularmente como Cu cú, fue fabricada en Bélgica en 1885 y sólo se hicieron 10 unidades. Una de ellas está en el Museu del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú y otras en Madrid.