La terrassense Maria Moltó ocupa uno de los cargos de mayor responsabilidad ejecutiva en los World Roller Games que se celebrarán en Barcelona del 4 al 14 del próximo mes de julio. Es la directora de deportes de un evento que reunirá en la capital catalana a más de cuatro mil deportistas en once disciplinas adscritas a la Federación Internacional de Patinaje.
¿Cómo podría explicar a un desconocedor qué son los World Roller Games?
El proyecto fue una idea de Ramon Basiana, presidente de la Federació Catalana de Patinatge, sobre una base de cuatro deportes: hockey patines, hockey en línea, velocidad y artístico. La propuesta era juntar los cuatro Mundiales en un único acontecimiento. La idea nació en 2003 y a la Federación Internacional le gustó el proyecto, pero después quedó parado. En 2014 se volvió a poner sobre la mesa, con más disciplinas. La Federación Internacional ya ejerció el liderazgo y en 2015 se concedió la sede de la primera edición a Barcelona para hacerlo en 2017. Con la entrada de Ada Colau en la alcaldía no se vio viable de forma inmediata, pero se trabajó para hacerlo en 2019. Y en 2017 se hizo en China. Desde entonces se ha trabajado para que la edición de Barcelona sea un éxito. Estamos hablando de los Mundiales de las once disciplinas denominadas de la rueda pequeña en un único acontecimiento. El aliciente no puede ser más atractivo.
¿Qué puede significar para Barcelona un acontecimiento de estas características?
Nuestra ilusión es que suponga un punto de inflexión en muchos sentidos. En primer lugar, que visualice unos deportes que en muchos casos son minoritarios y que no tienen la difusión que merecen por los esfuerzos que dedican clubs, entrenadores y practicantes. Los World Roller Games les deben ayudar a creer en ellos mismos, a que los clubs tengan una motivación y que los sponsors crean en esos deportes. No hay que olvidar que la Federación Internacional de Patinaje es una federación olímpica porque el Street Boarding será olímpico en Tokio 2020. Eso nos debe ayudar en todos los sentidos.
¿Qué ha significado para estos deportes la puesta en marcha de los World Roller Games?
En Nanjing sabíamos que era difícil cubrir todos los objetivos de inicio porque se tuvo que preparar en poco más de un año y no es un país con tradición en los deportes de rueda pequeña. Era la primera vez que la Federación Internacional agrupaba sus mundiales en un acontecimiento, con la dificultad que conllevaba. Agruparlo todo en una ciudad hace compleja la organización, porque en primer lugat hay que encontrar una ciudad que esté preparada en todos los sentidos. Y tampoco hay tantas. Es difícil encontrar un lugar donde haya once instalaciones en condiciones durante dos semanas enteras y que cumplan todos los requisitos.
La diversidad de deportes les permitirá llegar a un público muy variado.
Hay una gran diferencia entre los deportes tradicionales y los emergentes que están llegando ahora, deportes individuales, urbanos, con mucha fuerza. Nuestro reto es normalizar o reglamentar estos deportes que hasta ahora se practican en la calle sin una reglamentación oficial. Tampoco tienen las instalaciones adecuadas, situación que se puede ver mejorada con los World Roller Games en algunos sectores de Barcelona.
Catalunya tiene una gran tradición en hockey patines o patinaje artístico, pero quizás no en otras modalidades.
En artístico somos los mejores del mundo desde hace años y el hockey sobre patines catalán es la cuna mundial de esta especialidad. Eso ya lo tenemos y lo que hay que conseguir es fomentar otras especialidades para disponer de esos grandes deportistas que sí tenemos en esos deportes más conocidos.
El impacto deportivo es indiscutible. ¿Será también notable a nivel económico?
Se nos ha catalogado como los Juegos Olímpicos de la rueda pequeña. Eso nos motiva e implica un impacto notable en todos los aspectos. Tenemos un slogan en el que nos decimos que queremos hacer grande la rueda pequeña. Ese adjetivo, grande, quiere decir muchas cosas: a nivel visual, de deportistas, de marca, de todo.
¿Qué respuesta esperan del público?
Hemos puesto ahora a la venta las entradas y el primer impulso ha sido brutal. Por tanto, la respuesta está siendo más que positiva y marca una tendencia. La gente tiene ganas de ver esta competición, de disfrutarla. Barcelona es la ciudad del roller y nos hace mucha ilusión organizar los World Roller Games. Todo el mundo tiene a Barcelona como referencia en sus disciplinas.
Ustedes han buscado, desde la organización, descentralizar en la medida de lo posible el mapa de competiciones. Cuatro ciudades, además de Barcelona, acogerán competiciones. Y entre ellas Terrassa.
El comité organizador lo conforman el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat, la Diputació, el Consejo Superior de Deportes y las federaciones española y catalana. Eso quiere decir que Barcelona es el núcleo, pero se nos pedía que llegásemos a todo el territorio. Como tenemos la suerte de tener instalaciones preparadas, hemos conseguido llegar a esas cuatro poblaciones.
La zona de Montjuïc es el punto neurálgico.
Sí, en el Palau Sant Jordi y en la montaña concentramos ocho disciplinas. En el Sant Jordi, por ejemplo, se nos presenta el reto de desmontar en dos días la pista central, que estará destinada al freestyle, y adecuarla para dar cabida al patinaje artístico en sus finales. Las fases anteriores las desarrollaremos en el pabellón anexo, en el Club Sant Jordi.
Es fácil imaginar la complejidad organizativa de un acontecimiento multidisciplinar y con tantos escenarios.
Es una organización muy compleja, muy grande y con pocos recursos económicos, también debo decirlo. Cuando dimensionas un acontecimiento de estas características te das cuenta de que es mucho más grande de lo que habíamos pensado. Todos los deportes son importantes y para darles la visbilidad adecuada y las instalaciones que merecen, necesitas muchos recursos. En hockey patines, sin ir más lejos, se ha elegido el Palau Blaugrana por su significado con este deporte. Pero es que, además tenemos tres subsedes. Y estamos hablando de un solo deporte. En Barcelona no hay ninguna pista de velocidad, por lo que estamos construyendo una pista portátil que se instará en el Fórum sobre una plataforma asfaltada. El circuito quedará permanentemente, pero la pista de velocidad la desmontaremos y la llevaremos al CAR de Sant Cugat.
Todo ello sin contar con las competiciones urbanas.
Hay mucha competición en la calle, como el descenso que es una especialidad que está llegando con mucha fuerza. Los participantes, que bajarán desde el castillo de Montjuïc, cogen entre 80 y 90 kilómetros por hora. Es una prueba muy espectacular. La velocidad consta de tres pruebas: la pista, el circuito y la maratón. El circuito lo llevaremos a la avenida de Maria Cristina, también en la calle. Y la maratón será profesional y promoveremos una prueba popular abierta a todo el mundo. Cortaremos un trozo de Diagonal y Passeig de Gràcia y se darán cuatro vueltas. Para nosotros tiene mucha importancia estar en la calle, porque con ello visualizamos nuestra actividad. Es un aspecto fundamental de la organización.
Terrassa también juega un papel como sede del torneo Challenger’s de hockey patines.
La Federación Internacional trae a todas las selecciones clasificadas de los distintos continentes, situándolas en distintas divisiones según los torneos continentales clasificatorios. En el futuro se verá si a los Roller Games sólo tienen que venir los mejores. Creo que Terrassa tiene la capacidad para ser una sede excelente de este campeonato. Se harán algunas mejoras en el pabellón, pero sus condiciones son las adecuadas.
¿Contarán con la colaboración de voluntarios?
Estamos haciendo la campaña de captación. Las personas interesadas pueden inscribirse a través de nuestra web. Nos gustaría, por ejemplo, que en Terrassa los voluntarios sean de la ciudad. Hemos cifrado en 1.800 los voluntarios que necesitamos en global. Necesitamos voluntarios de todos los niveles, en distintas funciones, no sólo deportistas.
A título personal ¿que significa para usted trabajar en esta organización?
Es una gran ilusión. Hace pocos años conocía poco de estos deportes, porque vengo del mundo del básquet, y cuando mis hijos empezaron a jugar a hockey me gustó y me impliqué. Participar en este proyecto, en Barcelona, es muy emocionante y muy motivador porque las expectativas son inmejorables.