El juicio a Ismael Rodríguez, el cazador terrassense acusado de asesinar a dos guardas forestales en Aspa hace dos años, prosiguió ayer en la Audiencia Provincial de Lleida con las declaraciones de peritos forenses. Según la agencia EFE, una neuróloga aseguró que le parecía "increíble" que el procesado sufra epilepsia, como alega la defensa.
El juicio llegó ayer a su tercera jornada. En la primera, el cazador, autor confeso del doble crimen, dijo que aquel día de enero se quedó "en blanco". A la neuróloga Pilar Granés le preguntaron ayer por las posibles crisis de ausencia que padece el acusado. Y contestó que, en caso de que las sufra, en los momentos en que le sobreviniesen "no podría hacer nada, ni caminar".
Otro neurólogo, Alejandro Quílez, explicó los resultados de dos encefalogramas realizados al cazador. Uno, en el 2017, reflejó cierta actividad eléctrica anormal. En otro, efectuado en el 2018, los valores fueron normales. Quílez aclaró que la anormalidad detectada en un encefalograma no conlleva necesariamente la detección de epilepsia, "ya que la actividad cerebral no es una foto fija y la prueba tan sólo dura unos minutos".
Lo que sí padece Ismael Rodríguez es un trastorno de la personalidad antisocial, a tenor de lo manifestado por un psiquiatra, Ángel Pedra. Quienes sufren ese trastorno recurren al engaño y la manipulación, no reflexionan y son impulsivos. Y saben lo que hacen.
El mismo psiquiatra recordó algo que le llamó la atención durante la reconstrucción de los hechos: el detenido semejaba "un director de cine" y no mostraba empatía ni remordimiento. No se le veía afectado y ordenaba a todo el mundo "cómo se tenía que colocar". Otros especialistas en psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de Lleida apuntaron que el encausado presenta "rasgos" de personalidad antisocial. La defensa solicitó la declaración de un psicólogo que sí hizo constar la existencia en el acusado de un tipo de trastorno explosivo que le hace reaccionar de forma descontrolada. Posiblemente a ese trastorno se le sume una "amnesia disociativa" que le impida recordar lo ocurrido en algunos momentos.
¿Por qué?
El martes declaró un testigo que había viajado hasta el coto de Aspa desde Terrassa con el imputado y otros cazadores. Y ese testigo fue claro: Ismael le confesó que había matado a dos agentes rurales. Se lo dijo cuando el grupo, que se había dispersado, se reunió de nuevo al saber que algo había acontecido. El testigo preguntó a Ismael si los guardas estaban muertos o heridos y el acusado le respondió: "No vayas, están con la cabeza abierta". ¿Por qué has disparado?, le preguntó. "No sé por qué lo he hecho", fue la respuesta del homicida.
Todos los miembros de aquella expedición contaron lo mismo: Ismael reconoció el doble crimen y no quiso huir en ningún momento. El padre del procesado también compareció en la sala el martes para lamentar, entre sollozos, lo ocurrido. No podía entender cómo su hijo, "un trozo de pan", pudo hacer lo que hizo aquel 21 de enero. La pareja del acusado dijo que este, a veces, "se queda en las nubes".