El próximo lunes Terrassa pasará a ser una de las pocas grandes ciudades españolas en asumir la gestión directa del agua. El Ayuntamiento presentó ayer oficialmente el nuevo servicio de abastecimiento público, que pone fin a un período de 75 años de concesión privada de la empresa Mina en la ciudad.
La gestión pública estrenará marca e imagen corporativa. La empresa Terrassa Cicle de l’Aigua EPEL operará bajo el sello comercial de Taigua, Aigua Municipal de Terrassa. El logo, una "T" de estructura ágil, se inspira en el mapa de canalizaciones de Terrassa y utiliza el azul, como color del líquido elemento, y el rojo municipal para los subtítulos corporativos.
"La nueva entidad pública que gestionará el servicio nace con la voluntad de prestarlo con una mayor calidad y sabor del agua", explicó ayer Marc Armengol. El teniente de alcalde de Territorio i Sostenibilidad hizo toda una declaración de principios sobre la filosofía que regirá la gestión pública a partir del lunes. El objetivo, dijo, pasa por ofrecer "unas tarifas transparentes y estables, ampliar las inversiones en el servicio, ayudar al ahorro doméstico reduciendo el coste oculto (como el de la descalcificación o agua embotellada) y con un modelo de gestión basado en la soberanía municipal, la lucha contra la pobreza energética, en favor de la justicia social, la transparencia y también la participación ciudadana efectiva".
Durante la presentación oficial del servicio público, Marc Cadevall, director de servicios de Territorio y Sostenibilidad y una de las personas que ha liderado el traspaso técnico hacia la gestión directa, se refirió a dos de los temas que más interesan a la ciudadanía en la nueva etapa: el precio de la tarifas y la mejora del gusto del agua.
Sobre la primera, Cadevall explicó que la EPEL deberá decidir qué destino da a los beneficios empresariales de la anterior concesión privada y si estos se destinan a bajar tarifas "o bien se decide no bajarlas para mejorar el servicio, por ejemplo avanzando en la calidad del agua".
En este sentido, la empresa municipal valorará en su futuro plan director de inversiones la posibilidad de implantar tecnología que permita mejorar el gusto mediante, por ejemplo, la ósmosis inversa. "Este será un debate interesante, en el que la ciudadanía podrá opinar -explicó Armengol-. La gente podrá decidir si paga el agua un poco más cara para que sepa mejor".
A partir del lunes Taigua estrenará web corporativa y en enero iniciará su andadura el Observatori de l’Aigua, el órgano participativo que asesorará a la EPEL en la toma de decisiones.
Traspaso ordenado
Ayer, el consejo de administración de Terrassa Cicle de l’Aigua, EPEL dio su visto bueno a las condiciones del traspaso del servicio a la administración pública. Quedan algunos flecos técnicos y la ratificación mediante decreto de alcaldía, que se formalizará esta misma semana.
El Ayuntamiento cierra así un "traspaso tranquilo" de la gestión del agua, después de que Mina aparcara algunos de los contenciosos contra el proceso y se abriera un periodo de colaboración mútua.
El acuerdo pasa por un amplio abanico de contratos de servicios con la concesionaria, que durante los próximos años ejercerá de proveedora. El pacto permitirá también a la compañía continuar llevando el agua a municipios como Matadepera, Ullastrell, Vacarisses y Rellinars, después de que el Ayuntamiento haya aceptado cederle el uso de la red pública de distribución.
Taigua abrirá el lunes sus oficinas de atención al público en la calle Societat, en el mismo edificio de Mina, que el Ayuntamiento ha alquilado por cinco años. La EPEL se subrogará 117 de los 142 trabajadores de la compañía, los vinculados a la prestación del servicio. Los usuarios, por tanto, apenas notarán cambio puesto que las oficinas, el personal y los sistemas informáticos serán los mismos. A partir del lunes, sólo cambiará la imagen corporativa de la fachada, donde lucirá la nueva estética municipal de Taigua.
Durante un periodo transitorio, Mina acompañará a la EPEL en el proceso de migración de datos, en el mantenimiento de los sistemas informáticos y en la gestión de la red. También se encargará, mediante su empresa Servaigua, del mantenimiento, las averías y la conexión de la red de abastecimiento, así como la lectura de contadores.
En paralelo, el Ayuntamiento ha cerrado la contratación del laboratorio de Mina y la compra de un 10% del agua de los pozos propiedad de la empresa privada.
El pacto a dos bandas debe permitir una transición sin sobresaltos y dar lugar, superado el relevo, a la contratación de proveedores mediante concurso público.