Pablo Amantini (Buenos Aires, 11 de agosto de 1984) se convirtió en uno de los personajes más queridos por la afición del Terrassa FC en las dos temporadas que permaneció en el club egarense. Jugador de corte físico, defensa de los de otras épocas, carismático y de esfuerzo innegociable, causó baja al acabar el ejercicio anterior. Muchos no entendieron su salida, por la influencia que ejercía en el vestuario y en el campo. Y él tampoco quiso hacer un serial de su marcha, ni dejar tierra quemada tras sus pasos. "Lo dí todo por este club y fuí a jugar estando mi hijo en la UCI. Pero, a veces, no te devuelven lo mismo. Hay una persona en la directiva que no quiso que siguiese y ese fue el motivo de mi salida. No hubo más", explica ahora el futbolista.
El domingo regresará al Camp Olímpic vistiendo la camiseta del Llagostera, el líder de la Tercera División, un equipo donde ejerce de pilar en la línea defensiva. "Es un partido bonito, especial. tengo muchas ganas de que llegue el domingo", explica. En el Llagostera dice que se siente feliz, después de haber empezado la campaña en el Cerdanyola. "Aparte de la situación deportiva, que es muy buena, me siento a gusto en el club y en un juego que me favorece y me gusta, más defensivo y más directo." En Cerdanyola dice que no se sintió a gusto. "Me trataron muy bien, pero fue un cambio más a nivel personal buscando lo mejor para mí y para la familia. Con mi edad y mi experiencia, disfruto mucho más de momentos como el que estoy viviendo."
Esta semana ha habido mayor tráfico de mensajes con algunos ex compañeros en el Terrassa. "Alguna broma nos hemos gastado", señala. "Dejé muchos amigos y mantengo el contacto, incluso con Cristian y con el segundo entrenador, Ramón. Pero cuando pite el árbitro se va a acabar esa amistad durante 90 minutos", advierte.
Favorito
En relación a la trayectoria del Terrassa, dice que hay que tener un poco de paciencia. "No lo veo mal. No está nada lejos del "play off". Les ha costado arrancar un poco más de la cuenta, pero va a ir de menos a más y acabará entre los cuatro mejores", pronostica. Amantini, a través de su experiencia en el club, añade que Terrassa no es una plaza sencilla. "No todo lo que rodea al equipo es positivo. Hay que ser fuerte y saber en qué club estás. ¿El motivo? Ha estado en categorías superiores y lleva mucho tiempo en Tercera. El aficionado es muy exigente y la verdad es que está bastante quemado. Hay poca paciencia y la realidad es que el club tiene los recursos que tiene, sobre todo gracias al presidente. Ese entorno no ayuda, se exige mucho para lo que dispone el club. No hay mucha paciencia."
El defensa argentino señala que esa presión ejerce una influencia negativa en algunos futbolistas. "Yo lo utilizaba como motivación, porque me gustan los retos. Pero hay jugadores a los que les cuesta llevar esa situación. He visto compañeros que rendían a un nivel muy alto en otros clubs y en Terrassa no lo hacían igual. Son clubs que sacan lo mejor y lo peor de un futbolista. Es un equipo para jugadores especiales."
A Pablo Amantini, deseoso de reencontrarse con la afición terrassista, aún le duelen algunos comentarios que se oyeron tras la derrota en Compostela que dejó al Terrassa fuera de la promoción de ascenso. "Se dijeron cosas que dolieron, aunque fue de gente que no venía cada domingo al estadio. Nosotros no salimos a perder, sólo tuvimos un mal día".