Terrassa

“Ya he ido a ver a Rull; era un gesto que debía hacer sin cámaras” 

Doce meses después de ser proclamado alcalde de Terrassa, Alfredo Vega repasa la grave crisis desatada tras la marcha del ex alcalde Jordi Ballart y cinco concejales, su llegada a la alcaldía y un difícil año de gobierno. Ayer, Vega presentó su candidatura a las primarias socialistas. Quiere liderar la lista del PSC a las municipales, dice, con un proyecto "de izquierdas y reformista".

¿Qué balance hace de su primer año como alcalde de Terrassa?
Pasado un año estoy razonablemente satisfecho, contento diría. Hace un año mi primer objetivo era recuperar la normalidad tras el vacío político que dejó la marcha del alcalde Jordi Ballart y cinco concejales. Se trataba de que la ciudad funcionara en un momento crítico, en el que Terrassa salía de una grave crisis económica y el país vivía una situación política muy difícil. Por eso durante estos meses me he esforzado en bajar el suflé de la tensión social y política, centrándome en los problemas de la ciudad. Creo que tanto los políticos como la ciudadanía hemos sabido crear un clima de confianza, sin eludir la crítica, que nos ha permitido salir adelante pese a la presión del entorno.

Doce meses después de la crisis de gobierno, ¿Por qué cree que se marchó Jordi Ballart?
Yo no lo esperaba, lo reconozco. Si hoy repasamos la secuencia de los hechos las cosas están mucho más claras. El 27 de octubre de 2017 José Montilla se ausentó del pleno del Senado coincidiendo con la votación del 155 y tanto Ballart como el resto de socialistas nos sentimos liberados. El alcalde dijo que se quedaba, pero en ese momento entró en juego la política local. Eso lo explica todo, aunque no se dijo entonces.

Hágalo ahora.
Con el 155 sobre la mesa, el PDeCAT anunció que llevaba la ruptura del pacto local a su asamblea y nosotros decidimos adelantarnos, convencidos de que podríamos pactar con TeC. Los comunes llevaban tiempo interesados en entrar en el gobierno. Pero la sorpresa fue que nos pidieron que rompiéramos carnets, algo que interpretamos como una humillación. Sin socio posible, la moción de censura estaba cantada. ERC lanzó la propuesta de echar al PSC del gobierno en redes sociales y eso desencadenó la marcha de Ballart.

Para mi está claro, nos íbamos a la oposición y eso fue el detonante de todo. Ballart nunca lo dijo y lo respeto, pero esa fue la razón que precipitó su marcha. Después también jugó el contexto político y el partido, pero la perspectiva de perder el gobierno lo desató todo.

¿Qué le parece que Ballart vuelva a presentarse a las municipales?
Pues que en política una cosa es cuando la gente te excluye y otra cuando eres tú quien se va. Yo supliqué a Ballart hasta el último minuto que no se marchara, por el bien de la ciudad. Lo hizo y un mes después ya volvía a estar activo políticamente.

¿Cree que lo tenía previsto?
Visto en perspectiva algún pensamiento había. Pero no quiero entrar en temas personales, solo explico mi relato porque estaba allí, en la misma trinchera que Ballart, como primer teniente de alcalde.

¿Va a ser el candidato a la alcaldía del PSC?
Ayer presenté candidatura a las primarias del PSC. Lo hago por responsabilidad, no tengo ambición política ni necesito el cargo, ya que tengo mi profesión. Se lo debo a mi partido, que siempre ha estado a mi lado, y a mi ciudad. Todo el mundo sabe que no entraba en mis planes ser alcalde, pero en este momento tengo una responsabilidad. Me siento útil y mucha gente me pide que me presente, personas que valoran mi perfil dialogante.

El miércoles, en Can Parellada, dijo que respeta el legado político del PSC, pero que hará cosas nuevas. ¿Qué cosas?
Soy heredero de 40 años de gobierno socialista, con aciertos y errores. La ciudad ha avanzado y lo ha hecho desde el pacto, incluso con mayorías absolutas. Yo me siendo identificado con ese legado. Con el principio de poner la ciudad por delante de todo, de buscar mayorías amplias, no sólo los 14 concejales que permiten el acuerdo puntual.

¿Cree que el PSC volverá a ganar las municipales del 26 de mayo?
No tengo ni idea de quién ganará. El pasado 21 de diciembre ganó Ciutadans en Terrassa y yo jamás lo habría pronosticado. Pero ese resultado no se repetirá. La ciudadanía vota distinto en la proximidad. Además, en este momento el voto es completamente volátil y todo dependerá de cómo lleguemos al 26 de mayo. A mi ahora lo que me preocupa es cómo avanza la ciudad y, aunque haré campaña, quiero centrarme en temas como la precariedad laboral.

¿Cree que Ballart le restará votos?
Pocos. Los socialistas saben que el PSC siempre ha tenido proyectos colectivos y el de Ballart es un proyecto personal. Tampoco creo que afecte mucho a la ciudad. Los proyectos localistas en ciudades como Terrassa tienen poco recorrido. En mayo habrá más candidaturas nuevas y, si el pleno se atomiza, lo que está claro es que será necesario articular mayorías amplias o la ciudad será ingobernable.

¿Está dispuesto a pactar a izquierda y derecha, como ya ha ocurrido?
Yo soy de izquierdas y esa es una línea roja.

Pero vienen de un pacto con los soberanistas del PDeCAT.
Si. Pero el Plan de Mandato era de izquierdas y el PDeCAT lo asumió. Es cierto que a cambio aceptamos el tema de la AMI, que nos perjudicó, pero la gobernabilidad de la ciudad lo exigía. Si soy candidato del PSC haré un programa de izquierda transformadora y reformista, buscando el diálogo social y político.

¿Hay un principio de acuerdo con TeC de cara al próximo mandato?
No lo hay y los hechos lo avalan. Hay un acuerdo para hacer una diagnosis conjunta de los grandes temas de ciudad que presentaremos pronto, pero no es ni un programa ni un pacto.

¿Cree que la oposición intentará de nuevo el pacto por el cambio para desbancar al PSC?
Es que no estamos en 2015, cuando algunos partidos como Ciutadans o los comunes llegaban vírgenes, sin experiencia de gobierno y no tenían que rendir cuentas. Ahora ya sabemos quien es cada uno, las cartas están sobre la mesa y nos conocemos todos muy bien. Las cosas son hoy muy distintas.

Durante este año le han pedido en diversas ocasiones que visite al ex conseller terrassense Josep Rull en prisión. Miquel Iceta dijo la semana pasada que lo haría si no fuera primer secretario. ¿A usted se lo impide el cargo?
El alcalde debe representar a todo el mundo. Otra cosa es la dimensión personal y yo aprecio mucho a Josep Rull, pero como alcalde los gestos tienen otra dimensión.

¿Cree que la ciudadanía no entendería que fuera a verlo?
Ya lo he hecho. No lo había dicho públicamente porque creo que un gesto como este no podía hacerlo rodeado de cámaras. No es ese el significado que yo quería darle a la entrevista. Si mi objetivo es bajar el suflé en la ciudad, no ayudaba ni al independentismo ni a nadie una visita política del alcalde acompañado de flashes y micros.

¿Cómo fue la entrevista? ¿Le dio Rull algún recado para el PSC?
Fueron dos horas muy emotivas, de encontrarse con un amigo en una situación difícil y debo decir que, en lo personal, Rull es una persona muy fuerte. Yo no comparto su visión de los hechos, pero en mi opinión no hay delito de rebelión y la prisión provisional es desproporcionada. Hablamos de su futuro personal y también le expresé la voluntad del PSC de ser un partido que contribuya a la solución. Ya lo hacemos. Iceta arriesgó mucho poniendo el indulto sobre la mesa.

¿Usted está de acuerdo?
El compromiso del PSC es contribuir a rebajar la tensión, sabiendo que se han hecho cosas mal y que habrá que dar cuenta de ello ante la Justicia. Pero la sentencia no puede ser una venganza, debe ser justa. Yo creo que ahora toca hacer autocrítica, todos. Incluso el PSC, aunque yo no tengo la sensación de haber contribuido a la crispación. La autocrítica, además, debería permitirnos buscar consensos, porque estoy convencido de que si hay una voluntad mayoritaria, los catalanes acabaremos votando.

Un 80% de la población está por el derecho a decidir.
Yo creo que contados ya estamos. Desde las autonómicas del 21 de diciembre sabemos que ni el sí ni el no tienen una mayoría rotunda. Habrá que esperar y cuando las circunstancias apunten a mayorías más amplias será el momento de consultar sobre la independencia.

Regresando a la política local, en las audiencias del PSC para rendir cuentas del mandato explica que la ciudad ha salido "razonablemente bien" de la crisis, pero que el trabajo es precario y la demanda social sigue creciendo. ¿Cual es su propuesta para mejorar la calidad del empleo en la ciudad?
Terrassa sola no podrá dar respuesta en solitario a estos retos, que necesariamente deberemos afrontar desde un ámbito metropolitano. Esta mirada de región nos dará más herramientas. Necesitamos crear trabajo y a la vez estamos ante una revolución tecnológica que destruirá empleo. Es un fenómeno que no se ha gobernado desde la política y que deberemos afrontar colectivamente.

A nivel industrial, los polígonos siguen sin desarrollarse y no hay parcelas para grandes empresas.
Sobre la tipología de las parcelas podemos decidir, pero no podemos pensar que seremos Silicon Valley porque nos equivocaríamos, y tampoco volver a sistemas industriales que no aportan empleo de calidad y son deslocalizables. Este proceso debemos afrontarlo de la mano de los promotores, con los que ya me he reunido. Además, será importante que afloren recursos como la universidad, los centros tecnológicos y espíritu emprendedor de la ciudad. Tenemos las condiciones y podemos hacerlo.

Barcelona vuelve a expulsar población y Terrassa ya vive un nuevo repunte migratorio. ¿Cómo lo encajará una ciudad que aún no se ha recuperado de la crisis?
Barcelona acaba expulsando un sector de la población, el más débil, que acaba en la periferia. También en este ámbito necesitamos una visión de región, porque si no acabarán bloqueándonos. Las ciudades de la periferia queremos crecer equilibradamente y no vernos limitados a la hora de mejorar los servicios públicos porque la demanda social hipoteca nuestros recursos. El gasto social no ha parado de crecer y en algún momento tendremos que ponerle freno.

¿Le van a poner techo al gasto social en la ciudad?
Tendremos que hacerlo porque es insostenible. Y si sigue llegando población en situación precaria tendremos que pactar un reparto equilibrado, también de la oferta de vivienda social, que debe hacerse en toda el área metropolitana, incluida la ciudad de Barcelona. Lo que no admitiremos es que aquí nadie haga nada, como parece ser la voluntad.

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