Terrassa

El tiempo se alía con Tots Sants y el cementerio recibe miles de visitas

Tras las tormentosas lluvias, el día de Tots Sants amaneció claro y calmado, con un ambiente limpio y una temperatura muy agradable para visitar el cementerio municipal y cumplir el ritual del recuerdo de los seres queridos. Las floristas en los accesos, con sus entoldados blancos y brillantes, el trajinar de escaleras arriba y abajo ante los nichos, más relucientes que nunca, y parejas o familias enteras paseando por el camposanto o quietas, en actitud reflexiva, ante la fotografía de aquellos que ya no están. "Las flores las cambiamos hoy; pero nos acordamos de ellos todos los días", comenta una mujer a uno de sus hijos. Con la vitrina abierta del nicho, limpiando el vidrio y colocando bien las figuritas en la repisa, está Cristino Jordán. Tiene a sus padres y a un hermano en la sepultura que cuida con esmero. Ha traído nuevas figuras que ordena con delicadeza. "Vengo cada dos meses, y también en Tots Sants. Se queda uno más tranquilo si lo hace; es como si lo necesitarán" comenta con sumo respeto. Una pareja de edad avanzada ha venido, como todos los años, a honrar la memoria de sus familiares aquí enterrados. "Somos mayores y tenemos aquí ya a mucha gente; padres, tíos y una hermana. Los recuerdos siempre están, no sólo porque se venga aquí te acuerdas", aclara él.

Al lado, otra pareja aproximadamente de la misma edad visita a sus padres difuntos. Sufrían cierto desasosiego porque, este año, se han realizado reformas y mejoras en el bloque donde tienen el nicho. Cuando se acercan, respiran tranquilos. "Han arreglado la fachada y la han dejado muy bien", dice él. Su mujer, no tan preocupada por las obras, reconoce que el recuerdo se transforma con el tiempo. "Ya no es como al principio pero los encuentras a faltar siempre", dice.

En el ambiente hay acompañamiento musical que hace más sentida aún la visita. El paseo central del cementerio es un reguero incesante de personas que suben desde la puerta principal. Van a arreglar y limpiar los nichos, renovar las flores. permanecer en silencio ante la tumba o susurrar algo en la intimidad a ese familiar querido. Es el caso de Irene Jiménez Jiménez, de 75 años, que ha venido acompañada por un hijo; luego se incorporan al grupo otros allegados. Su padre murió en 1975; su madre hace más de veinte años. Se la ve emocionada. "El recuerdo lo tienes toda la vida aunque de diferente manera. Si fuera como el primer día, no se podría soportar".

Sobre las once de la mañana, en el exterior, el parking está casi lleno y hay colas en los accesos que llegan casi a la rotonda de la carretera de Montcada. Los más avispados aparcan con más facilidad cerca de una entrada lateral a la que se accede desde Torre-sana. En el entorno de la puerta principal hay instalados once puestos de venta de flores y figuritas. Muchos de estos comercios lucen nombres evocadores. Uno de ellos es la "Casa del Records". Ada Pujol pertenece a la cuarta generación de este negocio familiar, que posee tienda en Terrassa. Su padre fue pionero en la venta en los aledaños del cementerio con motivo de Tots Sants. Ahora Ada gestiona el negocio. "Ese año las figuritas y los angelitos van muy buscados", comenta. Como clientes tiene sobre todo a gente mayor pero "también joven, te sorprenderías", añade. También luce un nombre particular La Floristería Les Flors. Su propietaria, Lourdes Farreras, lleva casi una semana instalada; ayer la venta estaba más "animadita" que otros días. Ha puesto algunos artículos de oferta y admite que la mayoría de clientes "tal vez sea gente mayor". Es una jornada especial para ella pues es el último año, confiesa, que montará la parada.

Al traspasar el portón del cementerio, a la izquierda, se ha habilitado la exposición "Un jardí per al repós", organizada por Funerària de Terrassa y el Museu de Terrassa. Sus fotos ofrecen detalles de los elementos florales del cementerio, presentes no sólo en las obras escultóricas y arquitectónicas, sino también en el paisaje y elementos botánicos. A la derecha, la oficina de información está bulliciosa; ciudadanos que requieren información sobre ubicaciones de los nichos. Cuando se sale de esta oficina, girando a la derecha, y recorriendo después algunos bloques funerarios, se llega a una zona donde hay instalados columbarios para cenizas. Hay menos gente en este recinto, a pesar de que las incineraciones van al alza. No falta al cementerio un día como el de ayer Eulalia Montoya Vito. En 2006 murió su tía, Magdalena Vito Riera, a los 80 años, y fue incinerada. "Fue la pequeña de once hermanos. Era de la familia Vito de la Torre de Mossèn Homs; todos sus hijos nacieron allí", añade. Por la zona, un hombre de mediana edad busca el columbario donde está la urna con las cenizas de su madre, incinerada hace casi treinta años. "Fue de las primeras, sino la primera, que se incineró en Terrassa", asegura.

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