Un grupo de operarios apuntalaba ayer piezas y colocaba una malla entre la cuarta planta y la azotea de un edificio de Sant Pere. Unos días antes, el viernes por la noche, la zona vivió un frenesí de intervenciones de los servicios de emergencias tras el desplome de cascotes y el peligro de desprendimientos de unas placas. Cada una pesaba unos cien kilos, según Bombers.
Este cuerpo recibió la alerta a las 9.30 de la noche: se requería la presencia de bomberos en la calle de Emili Badiella, junto a la de la Autonomia, ante el riesgo de caída de fragmentos de una fachada en un bloque de pisos de planta baja más cuatro. El sistema 112 advirtió a la Policía Municipal.
Lo que parecía próximo a desplomarse luego de los primeros desprendimientos no eran cascotes de pequeñas dimensiones de un revoque. Eran, según Bombers, grandes placas de unos cien kilos de peso cada una de ellas. Había que acordonar los aledaños del edificio para evitar el paso de peatones y retirar coches estacionados.
Dos coches patrulla de la Policía Municipal se presentaron en la intersección de la calle de Emili Badiella con la de la Autonomia. Regularon el tráfico y avisaron a su central sobre los motivos de la actuación: había que proteger la zona porque unas losas habían caído desde una fachada.
A sanear
Los bomberos debían intervenir para sanear el tramo afectado y prevenir así desplomes inminentes, pero antes de eso se hacía necesario apartar dos vehículos que estorbaban el trabajo de los efectivos del cuerpo de emergencias. La Policía Municipal contactó con el propietario de uno de los automóviles para que lo sacase de allí, pero el segundo lo retiró una grúa municipal.
Un responsable de Bombers de la Generalitat pidió que un arquitecto municipal inspeccionase la fachada para dictaminar si había afectación estructural. Los bomberios apuntalaron y la policía acordonó las proximidades de la finca con vallas y cinta. Según el técnico municipal, el saneamiento realizado ya era suficiente en aquellos momentos para asegurar la fachada, pero añadió que los propietarios debían acometer una reparación más profunda cuanto antes.
Ayer por la tarde, la zona seguía vallada. Un grupo de operarios trabajaba en el edificio desde un andamio móvil. Colocada una malla verde de protección, apuntalaron estructura y procedieron a retirar las pesadas losas de la cornisa.