El capitán del equipo de hockey del Club Egara, Pere Arch, es uno de los pocos deportistas que lucen un lazo amarillo en su camiseta en protesta por los encarcelamientos de políticos catalanes y por una situación social y política que él entiende absolutamente injusta y arbitraria.
¿Desde cuándo lleva el lazo?
Desde que encerraron a los Jordis y muy especialmente a partir de los hechos del pasado 1 de Octubre. Lo he llevado en cada partido que he disputado y también por la calle, en mi vida habitual.
¿Qué reivindica con el lazo amarillo?
La injusticia que supone todo lo que está pasando. Actualmente, las cosas se han sacado un poco de madre. Parece que llevar un lazo amarillo sea como lucir una esvástica. Yo lo llevo para pedir la libertad de los presos políticos. Ni estoy criticando a España ni odio a España, ni nada parecido. Es algo mucho más humano y menos político. Se trata de que personas que han escuchado al pueblo han acabado en la cárcel. Y eso me parece de una injusticia brutal. Mucha gente intenta normalizarlo, pero no es algo normal. Eso debe cambiar radicalmente.
¿Ha tenido algún problema por llevar el lazo?
Nunca. Incluso recuerdo un derbi entre Egara y Atlètic que jugamos el año pasado en que los dos equipos lucimos el lazo. Algunos jugadores quisieron y otros no. Yo los repartí y quien quiso se lo puso. A partir de entonces, algunos lo han seguido llevando y otros no. Jan Malgosa y Santi Morera, por ejemplo, lo llevan este año.
¿En el Club Egara hay algún otro compañero que lo lleve?
No. Pero alguno me ha dicho que le gustaría. Solo es cuestión de animarse. Yo en realidad no lo llevo para reivindicar nada dentro del campo. Llevo el lazo en mi día a día. Y mi día a día es el trabajo, los amigos, la familia y el hockey.
¿En el club le ha generado algún problema el lazo amarillo?
Ninguno. La gente sabe lo que pienso y entiende que no lo llevo como capitán del Egara sino a título personal. No represento a nadie. Me represento sólo a mí mismo.
¿Se ha encontrado problemas con aficiones rivales?
Sí, pero eso ya viene de lejos, de bastante antes del Procés. Me han increpado de forma muy puntual en los campos del Polo y del Club de Campo. Donde fue más brusco fue en el campo del Tenis, en Santander. Allí me insultaron gravemente, de forma muy desagradable y reclamaron que me metieran en la cárcel junto a los presos. Pero se trata de la afición. Su entrenador, por ejemplo, me mostró todo su respeto. Y seguramente piensa todo lo contrario que yo.
Usted siempre ha sido independentista.
Sí. Antes incluso entendía que me increparan por llevar una estelada. Pero, ¿por un lazo amarillo? Unos podemos opinar que queremos a los presos libres y otros que se lo merecen. No pasa nada. En mi opinión, cada vez más se demuestra que la acusación no se sostiene por ningún sitio. Los hechos hablan por sí solos. Lo que espero es que llegue el juicio lo antes posible.
Usted estuvo en Edimburgo durante el referéndum de autodeterminación escocés.
Sí. Coincidió con que estaba allí de vacaciones. La gente hablaba y debatía. No existía crispación. Todo el mundo lo aceptó con deportividad.
¿Catalunya será independediente?
Eso espero. Trabajaremos por ello. Pero somos los que somos. La vía política es la mejor, pero la que da menos esperanzas. La vía unilateral es complicada también.