Durante los meses de calor resulta habitual un incremento de las intoxicaciones alimentarias, en comparación con el resto del año. Las causas que explican este aumento son dos: las altas temperaturas y una mayor relajación a la hora de cumplir las normas de higiene en el tratamiento de los alimentos.
Según Sònia Cibrian, médico de familia y especialista en nutrición "para evitar las intoxicaciones alimentarias hay que prestar atención a los alimentos frescos que contienen una gran cantidad de agua, como frutas y verduras y a aquellos que son ricos en proteínas como carnes, pescados, mariscos, huevos, mayonesas, cremas y natas". La experta del portal iSalud.com matixa que un alimento que no esté en buen estado puede no ser perceptible por la vista y el olfato o por el sabor. En ocasiones puede estar contaminado y no parecerlo.
La salmonelosis, la más habitual
Entre las intoxicaciones que resultan más presentes en verano destaca la conocida salmonelosis, que precisamente se debe a la ingesta de alimentos en mal estado. Se origina sobre todo en los huevos o en la mayonesa. También puede aparecer en cualquier alimento crudo de origen animal, si no se cocina correctamente o incluso en frutas o vegetales, si no se lavan de una forma adecuada.
Además de la salmonelosis otras intoxicaciones frecuentes son la listeriosis, el escherichia o la campilobacteriosis. La bacteria de la listeria se encuentra tanto en alimentos crudos como procesados. Pero es muy habitual en la leche no pasteurizada, los quesos frescos o las carnes. Por otro lado, la forma más habitual de contaminarse con la bacteria Escherichia Coli es por comer vegetales o frutas contaminadas (lechuga o espinacas), huevos o agua no embotellada.
¿Cómo detectar los síntomas?
Para saber si se sufre o no una intoxicación por alimentos los principales síntomas a observar son: diarreas, dolores estomacales, nauseas o vómitos e, incluso, fiebre. "Si se tiene alguno de estos síntomas se debe acudir de forma urgente al médico para valorar la severidad del proceso y el posible traslado a un hospital, prescribir un tratamiento médico y tomar muestras para análisis de microbiología", asegura la médica de familia. Mantenerse hidratado y seguir una dieta son factores clave.
Gérmenes bajo control
La higiene y la correcta manipulación de los alimentos son factores a tener bajo control y la forma más eficaz de reducir riesgos, según la Organización de Consumidores.
Respecto a la temperatura hay que tener en cuenta que la mayoría de bacterias se reproducen a 37º. Para impedir que se multipliquen de debe mantener los alimentos refrigerados por debajo de los 5º y al prepararlos, cocinarlos al menos dos minutos a 65º.
Donde hay restos orgánicos hay humedad y es fácil que se reproduzcan los gérmenes. Por ello se necesita una limpieza cuidadosa.
Algunas bacterias se reproducen en dos cada 20 minutos. Por ello, el tiempo desde que sale de la nevera hasta que se consume un alimento también hay que controlarlo.
Si tomamos estas precauciones lograremos disfrutar de las vacaciones sin malas sorpresas.