El impacto que generan las motos aparcadas en las aceras de Barcelona y reducir las cifras de siniestralidad de este vehículo fueron los temas de un estudio de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y que se encargó de desgranar Jordi Porta en una charla que se celebró en el salón de actos de la Biblioteca Central de Terrassa. Con el título "Propostes per reduir l’ús de la moto a Terrassa: ordenació de les voreres i pagament de l’aparcament", este consultor y concejal de Transports, Mobilitat i Seguritat viària de Sant Just Desvern, se refirió también a Terrassa.
Porta se refirió la creencia que ha habido sobre que la moto era la solución para desatascar el tráfico en las grandes ciudades. "Se ha vendido muchas veces que la moto era la solución y que era posituiva pero existen unos efectos negativos que hay que valorar", señaló.
Según este experto en movilidad, uno de estos aspectos negativos es "la ocupación de espacio", ya que, no hay suficientes plazas para aparcar motos y, por lo tanto, se aposentan en las aceras, zonas en las que "ha habido más permisibilidad", pese a que las normativas determinan una serie de condicionantes para poder hacerlo.
Porta también apuntó a la peligrosidad en cuanto a posibles quemaduras, por ejemplo, si un niño, de forma inconsciente, toca un tubo de escape que acaba de funcionar, y habló de los accidentes de moto que comportan, en muchos casos, lesiones graves o, incluso, la muerte. "Si queremos reducir los accidentes, hemos de reducir la cantidad", aseguró.
Porta también se refirió a otro efecto negativo de las motos, la contaminación, tanto por lo que se refiere a la atmosférica como a la acústica. Según el concejal del Ayuntamiento de Sant Just Desvern, en Terrassa, el parque móvil de motos "es bastante viejo".
Los principales objetivos
En definitiva, los objetivos son reducir el número de accidentes, aminorar la contaminación acústica y ambiental, acercarse a una ciudad más segura en todos los aspectos y racionalizar el espacio público. Para acercarse a ello, Porta estableció una serie de herramientas, pensadas para aplicar en Barcelona, aunque, afirmó, "cada ciudad puede utilizar algunas de ellas".
Una de las herramientas es la de tarificar la moto. Según Porta, "el espacio público tiene un coste y, si queremos promocionar la bicicleta, hay que desincentivar con otras medidas y una manera es la zona axul". Es decir, que las motos tengan que aparcar en lugares de pago, "a un precio adecuado, según su tamaño", o establecer un canon anual por aparcar en la ciudad.
También se refirió a potenciar el "moto-sharing", una iniciativa de corte privado que consiste en compartir motos eléctricas a través de una aplicación instalada en el teléfono móvil. Porta ve complicado poder instaurar esto en Terrassa. La otra opción es el uso de la bicicleta. "En desplazamientos urbanos, la bicicleta es la sustituta, cien por cien, de la moto", manifestó.
Otra de estas herramientas es facilitar aparcamientos subterráneos para motos, añadiendo servicios extra como el lavado o revisiones, para estimular su utilización. Finalmente, señaló que otra herramienta sería la de reconvertir el espacio donde antes aparcaban las motos, para uso de los ciudadanos y ciudadanos, como por ejemplo, construir terrazas y otros equipamientos públicos. "Si se prohibe aparcar en un espacio y, luego, no se pone nada allí, no se entenderá", aseveró Porta.
Datos de Terrassa
En la parte final de la charla, el concejal de Sant Just Desvern se refirió a datos sobre Terrassa y explicó que en nuestra ciudad hay 135.000 vehículos, 16.000 de los cuales, un 12 por ciento, son motos. Hay sólo 1.860 plazas para poder aparcarlas, de las cuales el 34 por ciento están en el Distrito 1. "Si el resto de motos aparcara en las aceras, lo que supone dos metros cuadrados cada plaza, representarían unos 28.624 metros cuadrados, un poco más de superfície que todo el Parc de Sant Jordi", explicó Porta.