Si en mayo de 1919 nació la Naviera Egara que presidió Francesc Alegre i Roig, el 28 de noviembre del mismo año se creó la segunda naviera con acento terrassense, y que tenía mayores pretensiones que la otra compañía de nuestra ciudad. Estamos hablando de la Naviera Hispano Oriental, SA, presidida Joan Marcet i Palet. Su retrato cuelga hoy en día del salón capitular del Ayuntamiento de Terrassa, dado que desde 1970 adquirió la notoria condición de Terrassenc Il·lustre por sus remarcables actividades ciudadanas.
A principios del siglo pasado hubo grupos de inversores sin conexión alguna con la actividad naviera que optaron por colocar su capital en manos de expertos del sector. En Catalunya eso sucedió con Barcelonesa de Navegación SA, Comercio y Navegación SA, la Naviera Egara de la que hablamos en el capítulo anterior, o la propia Naviera Hispano Oriental SA. En este caso, sus impulsores eran en gran parte fabricantes terrassenses sin vínculos directos con el comercio marítimo, y con unos estatutos en los que se aludía a su finalidad: "establecer una línea de navegación para el tráfico de pasaje y mercancías de las costas de España a puertos extranjeros, singularmente de Oriente".
Dos de los socios fundadores de la naviera, Marcet y Doménech, aportaron los dos buques que constituyeron toda la flota de la compañía: los vapores Torreblanca y Cabo Roche, de larga y singular historia cada uno de ellos.
La Naviera Hispano Oriental SA apenas duró dos años. Una junta general extraordinaria de accionistas acordó su disolución el 15 de octubre de 1921, y así quedó inscrito en el registro Mercantil de Barcelona el 11 de abril de 1923.
Un gran barco por un millón
Según la revista de la época Catalunya Marítima, el Torreblanca fue adquirido por los responsables de la Naviera Hispano Oriental por un millón de pesetas y se consideraba un precio elevado dada su antigüedad. Estamos en el año 1920 y su botadura fue en 1871.
El Torreblanca, un vapor que cautivaba por su esbeltez, y cuyo nombre le venía de la localidad castellonense con este topónimo, llegó a ser el paradigma de lo que tradicionalmente ha sucedido con una gran parte de los navíos mercantes. Su cambio constante de "dueño", es decir, de navieras, lo cual muchas veces llevaba aparejado el cambio de nombre. Repasemos su larga historia de más de sesenta años desde que fue botado el 2 de agosto de 1871.
La construcción fue en Liverpool, por el astillero Dobie & Company Ltd, de Govan (Glasgow), por encargo de la naviera F.H. Powell & Co. Le pusieron el nombre de Faithful. En 1884 fue adquirido por J. Ellis, también de Liverpool, y en 1890 volvió a la enseña de FH Powell & Co hasta que en 1899 pasó a pabellón español. Fue cuando lo compró la Sociedad de Navegación e Industria de Barcelona y lo bautizaron como África. En 1909 lo adquirió el armador alicantino J. Sitges y le puso de nombre Sitges Hermanos. Vamos, para marearse con tantos nombres.
La prestigiosa compañía naviera Línea de Vapores Tintoré, de Barcelona, de larga trayectoria y experiencia reconocida en el tráfico marítimo, compró el Sitges Hermanos en 1912. Se le sometió a unos cambios para optimizar el alojamiento de pasaje y estrenó la línea entre Barcelona y Castellón con un "lunch" servido en el propio buque y con asistencia del alcalde de Barcelona, Joaquín Sostres. Y, claro, le cambió el nombre. Ya era Torreblanca.
"Algarrobas y alpargatas"
En una de las ediciones de La Vanguardia de ese año 1912 se escribe que el Torreblanca transportaba "2.620 bultos, algarrobas, alpargatas, azulejos, tejidos, aceite, naranjas así como 68 pasajeros".
Cuatro años más tarde quedaba constituida la conocida compañía Trasmediterránea por la aportación financiera y de buques de Tintoré, Ferrer Peset Hermanos, Sociedad Anónima de Navegación e Industria y la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África. Tintoré aportó los buques Francolí, Turia, Tintoré, Tambre, Tordera, Tirso y Torreblanca. Así pues, este último buque, el protagonista de nuestra ciudad, ya tenía unos nuevos padres: la Trasmediterránea. Pero también en esta ocasión cambió pronto de aires. Terrassa le esperaba. Es decir, la naviera egarense Hispano Oriental que lo posicionó en la línea de Canarias al Mediterráneo Oriental.
Leemos en la edición de la Vanguardia del 23 de agosto de 1921: "Nos informa la Naviera Hispano Oriental, Sociedad Anónima, que su vapor Torreblanca salió el día 20 del corriente de Galati para Constantinopla". En sus múltiples viajes, el Torreblanca llamó la atención de los armadores turcos.
…Y se llamó Cosovo
Cuando la Hispano Oriental se disolvió, en 1921, el armador turco Mustafa Haci Huselyn acababa de adquirirlo. El buque fue matriculado en Turquía y pasó a llamarse Cosovo. Pero otro armador turco, Kalkavanza de Mehmet Riza ve Kirza de Sevki lo compró en 1923 y, claro, ya dejó de llamarse Cosovo. Pasó a denominarse Sulh.
La epopeya turca del que fue nuestro querido Torreblanca resultó un ir y venir de un armador a otro, de cambiarle el nombre por el Iktisat y otra vez llamarle Sulh. Hasta que finalmente, la vida del Torreblanca terminó. Estamos ya en 1933. Cansado; agónico de tantas travesías, fue vendido como chatarra y desguazado en Italia tras ese periplo interminable surcando las aguas bajo mil nombres y mil armadores. Pero un pedacito de su historia nos corresponde.
La Naviera Hispano Oriental SA tuvo otro buque. En la revista Navegación, de noviembre de 1919, se escribe: "según informaciones fidedignas, el vapor Cabo Roche, de la Compañía Ybarra, acaba de ser adquirido por un grupo de comerciantes de Terrassa. El Cabo Roche será destinado al tráfico entre puertos españoles y de Oriente".
Efectivamente, compraron el Cabo Roche. Así lo confirma la documentación de la compañía naviera Ybarra que custodia el Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Pero no se llamó así cuando se construyó, por encargo del armador barcelonés José Roca & Co. Eso sucedía en el año 1877 y su nombre fue el de Pinzón. La botadura fue en los prestigiosos astilleros escoceses Alexander Stephen & Sons, en Goven, a la ribera del río Clyde.
José Roca formó la Compañía Marítima Comercial en la que se integró el Pinzón, en 1894. El buque fue vendido en 1910 a la compañía Ybarra, cambiándole el nombre por el de Cabo Roche.
Compra a Ybarra
La naviera Ybarra se había creado en Sevilla en 1843, aunque su fundador, José María de Ybarra, era bilbaíno y empezó en el comercio marítimo con travesías entre Sevilla y la capital vizcaína. En 1885 pasó a denominarse Ybarra y Compañía y sus navíos se empezaron a bautizar con nombres de cabos (Cabo Quejo, Cabo Palos, Cabo San Vicente…). En el caso del Cabo Roche es el mismo nombre de un cabo existente en la provincia de Cádiz.
En 1919 la Naviera Hispano Oriental SA que presidía Joan Marcet, compró a Ybarra este buque de mercancías y lo incorporó a su flota. Sin embargo, antes de que esta naviera terrassense cesara su actividad se quedó sin el Cabo Roche.
El 10 de enero de 1921 naufragó debido a una vía de agua, a unas doce millas del puerto italiano de Oneglia, aunque otras fuentes señalan que tuvo un incendio. El buque había salido de Barcelona el 26 de diciembre, destinado a El Pireo y Constantinopla (hoy Estambul) con escalas intermedias en puertos franceses e italianos. Según la revista La Marina Mercante, que atribuye el naufragio a la vía de agua, a las cinco de la madrugada de ese día el capitán Valentín Alberti ordenó abandonar el navío en dos botes salvavidas dirigiéndose a la playa más cercana, que fue la de Diano-Marina. Los náufragos fueron atendidos por el vecindario.
Terminó así la historia del Cabo Roche, el primero con este nombre. Y decimos que era el primero porque Ybarra mandó construir otro navío al que denominó también Cabo Roche. Era un barco construido en 1922 en astilleros de Sestao. Pero esa ya es otra historia