La Generalitat de Catalunya ha visto cómo se ha rebajado considerablemente la deuda que la Generalitat mantenía con el municipio desde los años duros de la crisis. La liquidación de una parte de esa deuda por parte de la administración autonómica es una muestra más de la diferencia de criterios que puede existir en política y que en este caso significó un maltrato importante al Ayuntamiento de Terrassa.
La deuda, que según cifras del Ayuntamiento, alcanzó en su momento álgido los veinte millones de euros, significó un frente abierto importante entre el Consistorio y la Generalitat. De hecho, el alcalde Jordi Ballart llegó a promover un contencioso administrativo contra la administración autonómica debido a la diferencia de criterios en cuanto a la contabilización real de la deuda. La lectura que realizó el vicepresidente Junqueras daba la razón al ayuntamiento egarense, dado que ha reconocido la deuda en los términos estimados por los servicios económicos municipales.
Fue el conseller Mas Colell el que introdujo la duda sobre la deuda y su enfrentamiento con el alcalde Ballart alcanzó cotas de cierta relevancia. Es en esa circunstancia en la que sorprende la diferencia de criterios y en la que nos perdemos a la hora de valorarlos. El Ayuntamiento entendía que la deuda superaba los once millones de euros y Mas Colell los reducía prácticamente a la mitad. Llega un momento en que escapa al entendimiento el criterio contable y empieza la sospecha de que esa táctica no pretenda más que dar una patada al balón hacia adelante para alargar el plazo y que los ayuntamientos siguieran haciendo de banco a la Generalitat.
en esta ocasión también ha cierta diferencia en las cifras, pero no resulta relevante. Esquerra Republicana, que se vanagloria de la gestión de su jefe de filas durante su etapa como vicepresidente de la Generalitat, asegura que la deuda se ha reducido un 93 por ciento, hasta unos 850 mil euros, mientras que el Ayuntamiento dice que se ha reducido un 80 por ciento y en estos momentos se sitúa en 1,5 millones. Se trata, esta vez sí, de criterios contables que no son relevantes. Es cierto que se ha reducido la deuda y en esta ocasión de forma muy importante.
La pugna entre los ayuntamientos y la Generalitat continúa con las guarderías como elemento de controversia. Los recortes han llegado a los tribunales y el TSJC ha fallado en favor de los ayuntamientos.