Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, publicamos el testimonio de Sahida Hamido. Es, tristemente, la historia cotidiana del maltrato doméstico que Sahida sufrió en el entorno de su familia, a cargo de su padre, y posteriormente por su pareja. La violencia contra la mujer es siempre desgarradora, porque no sólo se trata de un maltrato físico, sino de la humillación a la que se somete a la mujer a través de la dominación machista.
En Terrassa, los servicios municipales han atendido en lo que va de año a un total de 754 mujeres de las que 325 estaban sometidas a una situación de violencia. De ellas, 135, menos de la mitad, denunciaron su situación ante las autoridades. Todavía queda mucho trabajo que hacer respecto a la cultura de la denuncia en torno a la violencia contra la mujer. Se trata de una situación que anula a las víctimas hasta el extremo de ser incapaces de buscar la protección que necesitan. También es cierto que el miedo las atenaza y probablemente la desconfianza en la efectividad de esas medidas de protección. Pero el testimonio de Sahida es doblemente valioso para visibilizar la crudeza de la violencia que se sufre en el seno de la familia. En su caso, no sólo la ha sufrido como mujer, sino también como hija. El maltrato tanto físico como psicológico de los menores en el seno de la familia es sobrecogedor y en muchas ocasiones no se percibe. No es inhabitual que el maltratador utilice a los menores como medio para hacer daño a su pareja. Tenemos de ello muestras escalofriantes en los últimos años. Los menores son muchas veces los olvidados en los casos de violencia machista.
Por otra parte, la conmemoración este año de este día internacional coincide, por otra parte, con una tan sorprendente como despreciable acumulación de denuncias, en especial en el entorno del mundo del espectáculo sobre abusos sexuales contra mujeres por el mero hecho de serlo. Y coincide también con el juicio por la violación de los sanfermines en el que una vez más se construye la defensa en base a desacreditar a la víctima, al margen de los hechos objetivos.
Demasiadas situaciones de violencia en todas sus formas sin que se vislumbre cómo se puede actuar contra ella. Ese sigue siendo el gran reto de todos.