¿Se siente usted un traidor?
Vaya, no me esperaba esta pregunta tan pronto. Se refiere al twitt de un excompañero de partido muy significado en el que me acusaba de traicionar a quienes habían confiado en mi. Ya le respondí y le agradecería que no me hiciese entrar en ese asunto. Es especialmente doloroso y no conducirá a nada. Es una incomprensión más desde el seno del que hasta ahora ha sido mi partido.
¿Con qué ánimo afronta esta entrevista?
Con la más absoluta tranquilidad. Mi dimisión ha sido un acto de dignidad democrática que me hace estar muy tranquilo, con calma y con una paz interior que puede hacerme proclive a hablar de forma más clara que como lo he hecho hasta ahora.
Le diría que esto promete, pero la primera respuesta no me hace concebir esperanzas.
Sí, no se haga muchas ilusiones; no quiero irme con rencores. He puesto fin a una etapa de mi vida y todo queda atrás. Sí es cierto que me gustaría que se supieran ciertas cosas que ayudarían a entender otras, pero no quiero que mi marcha se convierta en un problema para mi ni para nadie.
Pues podría empezar por explicar las razones de su dimisión.
Ante todo querría dejar claro que no es únicamente por el compromiso que adquiero en la entrevista que este mismo diario publicó hace unas semanas. Es cierto que dije que si mi partido y el PSOE apoyan al PP en la aplicación del 155, dejaría el PSC y también la alcaldía, pero hay que pensar que esa es la consecuencia última de un largo proceso.
¿Hubo premeditación entonces?
No exactamente. Verá, desde que ganamos las elecciones en Terrassa, en 2015, se produce un hecho trascendental para la ciudad cuyas consecuencias provocan en mi una desconexión con el PSC. Una desconexión incluso física. Es el asunto de la municipalización de la gestión del agua en Terrassa.
Iba a ser imposible sustraernos al tema. Con el agua empieza todo.
Sí, podría decirse así. Se trata de un asunto de absoluta trascendencia en Catalunya, en España y en Europa, de aplicación de políticas reales de izquierda, pensando en las personas y pensando en la ciudad contra intereses empresariales y personales de todo tipo, incluso de dentro de mi propio partido. Insisto, la defensa de la gestión pública del agua ha provocado mi ruptura con el PSC. El apoyo al 155 ha sido la gota que ha colmado el vaso.
¿Puede ser más concreto?
He sufrido la incomprensión de mi partido por el tema del agua y amenazas, chantajes, extorsiones, ataques personales a mi y a mi pareja, ataques en mi domicilio, campañas en medios de comunicación, presiones impresentables de poderes fácticos y en connivencia con personas de la cúpula del que fue mi partido o personas que están apartadas de la cúpula del partido pero que tienen mucha influencia. Eso y lo que han sido capaces de hacer para beneficiar o no perjudicar a diferentes lobbies o empresas es lo que provoca mi desconexión emocional y mental con el PSC.
No es la primera vez que lo denuncia y sólo ha ido a los juzgados por un artículo en un diario digital.
Altos responsables de mossos y de la fiscalía anticorrupción tienen un informe que elaboré personalmente, pero por diferentes circunstancias no hemos podido seguir adelante, al menos de momento.
Se le ha acusado de ser excesivamente victimista.
Yo sólo explico lo que me ha pasado. Es cierto que de algunas cosas no tengo pruebas y que no puedo acusar a nadie en concreto, pero no me negará que tengo derecho, al menos, a denunciar públicamente un situación del todo injusta e incluso humillante.
¿Y el procés, cómo afecta?
Es evidente que afecta, pero no es lo más importante. A mi no me echa de la alcaldía el procés ni mucho menos. Yo hice una apuesta personal, como lo hizo también Núria Parlón, por Pedro Sánchez, pero este señor no cumplió los compromisos que adquirió en su vuelta a la secretaría general. Ya no le hemos oído hablar más de plurinacionalidad y no sólo eso, sino que va de la mano de PP y Ciudadanos en la cuestión catalana. Determinadas fotos de personas de mi partido también me han ayudado a dimitir.
Seguirá definiéndose como socialista, catalanista y federalista?
Por supuesto, a defender que la única solución al problema catalán es un referéndum legal y pactado. A lo único que he renunciado es al a la alcaldía y al PSC, no a mis ideas ni a los valores de la izquierda.
En su dimisión parece haber pesado más la coherencia que la responsabilidad ¿Era ese el camino?
Hacía meses que no me sentía digno representante de mi partido y eso me generaba un problema de conciencia. También es verdad que la responsabilidad por el compromiso adquirido ante la ciudadanía pesa mucho. Me decidí por la coherencia, porque es también una forma de servir a la ciudad. Si no estás tranquilo contigo mismo difícilmente puedes hacer la labor que debes con plena entrega y compromiso.
Sí, pero ¿cómo queda la ciudad?
En la ciudad se han activado ahora los mecanismos de que se ha dotado la democracia para sustituir al alcalde, no hay más. No soy el primer alcalde que deja su cargo antes de acabar el mandato y no seré el último. De hecho, yo mismo accedí a la alcaldía porque el anterior alcalde dimitió. Lo mío debe entenderse sólo como un acto de normalidad democrática.
Estará de acuerdo en que su perfil como alcalde ha sido personalista. Le recuerdo que en campaña escondió las siglas y reconoce además que ha seguido directrices que su partido no comparte. Eso y la complicada aritmética del pleno dificulta la sustitución.
Reconozco la dificultad, pero debo repetir que cualquier persona del PSC está capacitada para desempeñar con solvencia cualquier cargo en el gobierno o en la oposición.
¿Cómo queda su partido?
(Silencio) Yo voy a ser extremadamente respetuoso con mi partido, porque lo siento así. Yo me he criado en el PSC literalmente y me he enriquecido como persona con las gentes del PSC. El hecho de que exista una divergencia de criterio o incluso ideológica no me va a hacer hablar mal. El PSC es un partido fuerte con gente muy válida, muy comprometida y lo que debe hacer es recomponer todas las piezas y seguir adelante. Las encuestas prevén una sensible mejora de los resultados para el PSC en la elecciones al Parlament.
El momento histórico y la realidad de su propio partido genera más dudas que certezas en esa labor de recomposición.
Es cierto que una dimisión como esta no se digiere así como así, debo reconocerlo, pero también le digo que si yo hubiese manifestado a mi partido mi voluntad de no presentarme a las municipales de 2019 me hubiesen dicho que dimitiese ya, porque es la forma de actuar históricamente en el PSC. Por lo tanto, se trata de activar los mismos mecanismos.
Sí, pero usted se lleva a cinco concejales.
Yo no me los llevo, ellos han decidido libremente. En cualquier caso, la lista electoral es de veintisiete y también hay suplentes. Ese no debe ser un problema. Insisto en que hay personas muy capaces en el PSC. Querría que quedase muy claro que a pesar de mi debate personal, lo último que querría es perjudicar al PSC.
Finalmente el pacto que defendió tanto con PDECat no lo pudo aguantar.
Es evidente que era imposible. Desde la dirección del partido en Barcelona ya me avisaron de que no podrían aguantarlo más. Era lógico, pero no pude tolerar la humillación de que se dijera públicamente que la decisión estaba tomada y nosotros tuviésemos que esperar a la asamblea. Por mucho que discrepe con mi partido, no puedo tolerar que sea humillado de esa manera, por eso decidí escenificar nosotros la ruptura del pacto.
¿Quién va a ser el próximo alcalde de Terrassa?
Sinceramente no lo sé, pero sí le voy a decir quien debería serlo. Alfredo Vega es la persona que debe liderar esta ciudad hasta las municipales de 2019. Es la persona capaz desde un punto de vista político, personal y de gestión de liderar Terrassa en estos dieciocho meses que quedan.
Los partidos de izquierda no opinan lo mismo.
Se equivocan y especialmente TeC con esa prisa que tienen de conseguir la alcaldía. Yo no soy nadie para decirle a Xavier Matilla lo que debe hacer, pero es evidente que un pacto con los independentistas le pasará factura. Hay fórmulas, sólo se trata de explorarlas. Dos fuerzas de izquierdas, tan importantes como PSC y TeC tienen que poder llegar a acuerdos. Es necesario ese pacto.
Hace pocos minutos TeC ha propuesto la creación de un gobierno de concentración.
Es verdad que existe una situación de excepcionalidad, pero no tanto como para formar un gobierno de concentración. Si se quiere construir una alternativa, no creo que ese sea el camino. Debo insistir en que el equilibrio está en Alfredo Vega, una persona dialogante, la persona de mayor experiencia en el pleno, conocedora de la maquinaria municipal y de las cuestiones importantes que deben materializarse antes de final del mandato. Y una cuestión muy importante, sin ambiciones personales que conviertan estos dieciocho meses en una insoportable campaña electoral permanente. Hay que hacer lo que se dice, poner los intereses de la ciudad por encima de los personales y de partido. Sólo puedo decirle a TeC que los votos no son nunca gratis.
¿Podía haber llegado a un acuerdo de gobierno con TeC?
Mi intención era un gobierno de izquierdas con TeC y con Esquerra, pero encontré con un portazo. Me exigió la alcaldía y yo no podía traicionar a mi partido. Creo que había más afinidades que discrepancias, pero fue imposible. Incluso estaba dispuesto, aunque no lo hablamos, a compartir la alcaldía, pero no seguimos adelante con las conversaciones.
Pero hubo una segunda oportunidad hace ahora un año que tampoco fraguó.
Honestamente creo que esa posibilidad se frustró por una frustración desde dentro de mi propio partido y no descartaría que fuese por intereses en torno al agua, porque creían que con el PDECat en el gobierno todavía quedaba alguna esperanza de frenar la municipalización del agua.
¿Cuál va a ser su futuro político? ¿Es cierto que ya ha tenido propuestas?
Debo confesarle que sí, esta misma mañana he recibido varias, incluso para las elecciones al Parlament. No sería coherente por mi parte aceptarlas. Ahora tengo que parar, reflexionar y trazar mi futuro. Tengo que ver qué voy a hacer. Ya no tengo salario ni carnet de paro ni nada. Debo vivir, pero no renuncio a seguir trabajando por mi ciudad.
¿Creará un nuevo partido o una plataforma ciudadana desde la que presentar una candidatura a la alcaldía?
(Silencio) Es muy pronto para hablar de eso, dejémoslo en que hay muchas formas de trabajar por Terrassa y un espacio político de izquierda, progresista, terrassense de base social muy amplia y que no está ocupado. Estoy un poco desengañado de las estructuras de los partidos, pero vaya, ahora no es momento de pensar en eso, sinceramente. Creo que el gran problema de la democracia son los partidos.
Parece muy contradictorio.
Quizás sí, pero los partidos pueden condicionar, como ha ocurrido en mi caso, acciones de gobierno. Yo no he sido nunca el alcalde del PSC, sino que he querido ser el alcalde de todos los terrassenses.
¿Y su restaurante?
(Sonríe) Es una posibilidad, pero ahora pienso más en un libro. Mis vivencias han sido muy intensas.