Este edificio concebido por los arquitectos Enric Catà i Catà y Francesc de Paula Guàrdia i Vial, inaugurado en 1911, es el que atesora más rosas. Esta flor está presente en el exterior y en el interior del edificio y en materiales diferentes. En el exterior hay rosas talladas en piedra insertadas en los capiteles de las columnas de la fachada. En el interior hay dos espacios con esta flor. El primero es el vestíbulo. Aquí, la rosa aparece en un fragmento del mosaico romano (el que se descubrió con la reforma y se restauró) instalado sobre el pavimento del suelo y después en el techo donde se pueden admirar un bello conjunto de composiciones florales construidas en yeso. Remarca Domènec Ferran, director del Museu de Terrassa, que “la obra artística de yesería es uno de los más espectaculares que se conserva en Terrassa pero que hasta la fecha no ha sido posible hallar el autor”. Tras esta visita, hay que subir al primer piso, al “foyer”. En esta sala, las rosas vuelven a ser de piedra y decoran a modo de friso los arcos ciegos así como las intersecciones de las columnas.
Asimismo, este equipamiento descubrió en 1909 una placa conmemorativa dedicada a Àngel Guimerà, obra de Pau Gargallo, en bronce, que reproduce dos figuras femeninas con ramilletes de rosas en sus manos. El margen derecho de esta placa (que se halla en el Museu de Terrassa) está decorado con una enredadera floral de rosas entrelazadas que se desliza al vacío. Como curiosidad, añadir, que el Teatre Principal es uno de los pocos edificios catalogados que incorpora dragones en su decoración (forman un conjunto de ocho y están situados en lo alto de la fachada del edificio, en ambos extermos, por lo que su visibilidad desde abajo es prácticamente nula) por lo que si unimos esta imagen de animal fantástico a las rosas sería el mejor edificio en Terrassa que representaría la iconografía de la Diada de Sant Jordi.