El último día de 2016, unos 650 atletas egarenses salieron a la calle por octavo año consecutivo para reivindicar su derecho a correr gratis y de forma distendida, animada y festiva, sin el corsé de tener que defender ninguna marca ni ocupar ningún puesto en el podio. Esta peculiar Sant Silvestre terrassense volvió a ser, un año más, un éxito rotundo a todos los niveles, tanto de participación como organizativos.
Conforme se acercaban las seis de la tarde del sábado día 31, los corredores se aglutinaban en la plaza de Can Roca, punto de salida y llegada de una prueba gratuita y no competitiva en la que la única exigencia era pasárselo bien. Desafiendo al frío, no excesivo, de última hora de la tarde, los seis centenares de corredores de todas las edades, la mayoría de ellos ataviados con algún motivo navideño o directamente disfrazados, enfilaron, entre risas y bromas y a ritmo uniforme, hacia la avenida del Abat Marcet para seguir por Jaume I, Salmerón, Jacquard, Passeig del Comte d’Egara, Font Vella y la Plaça Vella.
Parada en la Plaça Vella
Fue ahí donde los osados participantes en esta última carrera del año se fotografiaron para la posteridad. Había desde gente mayor a niños, algunos muy pequeños que acompañaban a sus padres con un patinete para hacer más llevadero el camino. Alguno de los participantes incluso quiso que su perro formara parte de la aventura. Hasta ahora, esta parada se hacía siempre en el Ayuntamiento, pero se cambió la ubicación porque en el Raval se estaba preparando la fiesta de Cap d’Any que comenzaría pocas horas después.
Tras cinco minutos de descanso, la caravana multicolor de atletas avanzó sin desfallecer y con fuerzas renovadas por la calle Major hacia la calle de la Unió. Desde allí encontraron la Rambla d’Ègara, que les condujo de nuevo a la avenida del Abat Marcet, a la calle Voluntaris Olímpics y a la plaza de Can Roca, donde se completaron los 6 kilómetros del festivo recorrido. Entre los participantes destacó la presencia del concejal de Deportes, Dani Nart; y del teniente de alcalde Marc Armengol, que se lo pasaron de lo lindo con la iniciativa atlética.
Tardó la comitiva 36 minutos en completar el recorrido después de tres paradas para reunir el grupo. Al llegar al punto de salida se recobraron fuerzas a base de beber cerveza, cava y refrescos y comer turrones, frutos secos y patatas. El frío ya arreciaba y muchos optaron por marcharse rápidamente a casa para preparar las uvas.
A por la novena edición
Emilio Sánchez, miembro del Nenazas Running Club, la entidad organizadora junto a la asociación de vecinos del barrio de Poble Nou – Zona Esportiva, valoró muy positivamente esta octava edición de la Runneada de Cap d’Any y piensa ya en la novena. "La nuestra es una prueba ya consolidada. El ambiente ha sido fantástico, como siempre. Es una carrera muy especial para nosotros y la vivimos intensamente", comentó. Sánchez se mostró muy satisfecho por haber mantenido el poder de convocatoria de la edición del año anterior.