Terrassa

Las colectivizaciones

Al inicio de la Guerra Civil se produjo una importante huelga general, secundada ampliamente en Terrassa, seguida de la implantación en la ciudad de un movimiento revolucionario que afectó a las empresas. De hecho, muchos empresarios huyeron, se escondieron o? fueron asesinados. Pero los ciudadanos tenían que comer. Había que trabajar y había que tener las empresas funcionando. En este enrarecido contexto nacen las colectivizaciones. Toman la iniciativa las organizaciones sindicales y políticas obreras, con el beneplácito de la Generalitat. Se trataba de socializar, de colectivizar el proceso productivo, de que la asamblea de trabajadores tuviera el mayor poder de decisión en la empresa y determinase cuál sería su órgano gestor. La CNT y el POUM tenían la iniciativa y se crearon el Comitè d´Indústria, que tenía como misión hacer el seguimiento del control obrero de las empresas y el Comitè de Banca con objetivos como evitar la descapitalización de estas empresas. La colectivización no sólo afectó a las grandes fábricas. También a otros sectores productivos como los pequeños talleres. El 24 de octubre de 1936 Josep Tarradellas firmó el decreto de colectivizaciones para intentar dar pautas de funcionamiento y ordenar este proceso, instaurando la autogestión en la empresa como norma general.

En 1937 las empresas tuvieron problemas graves, entre otras cosas por la falta de materias primeras. El funcionamiento de las fábricas se agravó y se cuestionó el modelo de colectivización. Xavier Marcet en el libro “Història industrial de Terrassa” dice: “per als més convençuts que les col·lectivitzacions tenien la dimensió del primer pas a la utopia, la vida a les empresas havia de suposar una certa transcendència al fet econòmic”. Y había empresas que desarrollaban actividades sociales, culturales, educativas, creando incluso escuelas asociadas. Pero los meses pasaban y los conflictos se multiplicaban. 1938 fue peor para las empresas. La guerra estaba en sus momentos más duros. La ciudad quedaba muy desaprovisionada. En algunas empresas incluso se repartía entre sus trabajadores piezas de ropa para que pudieran cambiarlas por alimentos. La situación empeoraba y las fábricas quedaron muy afectadas porque además el fluido eléctrico era precario y muy inestable. Pese a todo ello, cuando llegó la ocupación franquista, muchas empresas locales habían logrado subsistir. Como pudieron, pero subsistieron.

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