Terrassa

Un ladrón con identidad falsa

Los Mossos d’Esquadra detienen a un joven acusado de asaltar una docena de comercios; había sido expulsado pero volvió a España con otra documentación

Lo agarraron por poco, cuando estaba a punto de ser expulsado, una vez más, de territorio nacional por su condición de inmigrante en situación administrativa irregular. Los Mossos d’Esquadra fueron a buscarlo al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barcelona para que respondiese de una acusación, otra más, también, en su abultado historial delictivo. Y lo detuvieron. Le atribuyen, cuando menos, una docena de robos con fuerza cometidos en Terrassa desde septiembre. A los investigadores les costó relacionarlo con la oleada de asaltos porque el imputado, que ha ingresado en prisión, había entrado en España con una identidad falsa después de una expulsión. Estaba fichado, pero aseguraba no ser el que era.

Un rosario de robos con destrozos había alarmado a parte del sector comercial de Terrassa, sobre todo en el Centre, Ca n’Aurell y Roc Blanc. Robos nocturnos en los que los cacos violentaban escaparates o puertas de vidrio con objetos contundentes, con piedras, con tapas de alcantarilla, o escalaban paredes. Asaltos con modos de acción variopintos en establecimientos de tipología igualmente diversa: una agencia inmobiliaria, una frutería, una papelería, un bar, una empresa de automoción, una clínica. En Roc Blanc, pero también en Ca n’Aurell, en La Maurina y en el Centre. Al menos dos de los robos fueron perpetrados en un solo comercio. En uno de los hechos, el ladrón (o ladrones) escaló una fachada para, a una altura de tres metros, forzar una ventana haciendo palanca. Se llevaba lo que hallaba de valor, dinero de la caja registradora, dinero de máquinas expendedoras, hasta cargadores.

Había un ladrón, mas arropado por compinches cambiantes. Pero el acusado era el líder, sostienen los mossos después de sus arduas investigaciones, en las que han intervenido diversos grupos de agentes para componer el rompecabezas indagatorio.

Las pesquisas se centraron en el análisis de cámaras de seguridad y en la toma de vestigios (algunos, muestras biológicas) en los lugares asaltados, pero también en espigar las aportaciones de testigos. Uno por aquí, otro por allí, mossos porfiando entre el vecindario más próximo a los comercios, usando el método conocido como "puerta fría" para dar con alguna pieza que colocar en el tablero. Había que cotejar todo aquello con las informaciones previas relativas a delincuentes fichados.

Un candidato
¿Quién era aquel tipo fornido que buscaba la oportunidad del robo en establecimientos comerciales que consideraba vulnerables? Las investigaciones se abrieron paso poco a poco en la primera neblina y los agentes de los Mossos d’Esquadra de Terrassa implicados en las pesquisas, desde los de investigación hasta los de policía científica, pasando por las unidades de seguridad ciudadana, constriñeron el cerco. Dieron con un candidato, un joven de 24 años.

Su ficha estaba encima de la mesa, pero aquello distaba mucho de cuadrar: el sospechoso principal ya no estaba en España, pues había sido expulsado a Marruecos, su país de origen, en el 2015. No podía volver, pues estaba etiquetado como "no admisible". Pero volvió, cruzando la frontera sin ser visto, sin que lo parasen en un control. Volvió convertido en otro, al menos en su documentación.

Busca y captura
Hace unas semanas, unos mossos de paisano lo pararon por la calle, lo identificaron y lo acabaron arrestando en cumplimiento de un requerimiento judicial. Portaba objetos de dudosa procedencia. Luego se comprobó que eran robados, como aquel cargador que le confiscaron los agentes.

Luego pasaron más cosas. Pasó la constatación del origen ilícito de los efectos decomisados, y pasó que los investigadores consiguieron cerrar el círculo contrastando un dato aquí y otro allá, las imágenes, los testimonios, las pruebas biológicas halladas en locales asaltados. El sujeto que habían detenido en unas diligencias rutinarias de busca y captura era aquel al que buscaban, que no debía estar aquí pero aquí estaba. Se había introducido en España, y regresado a Terrassa, con otra identidad.

En el CIE
Y pasó que el sospechoso ya estaba en el CIE. Los Mossos d’Esquadra contactaron con el Cuerpo Nacional de Policía para comprobar que el individuo aún seguía allí. Y allí seguía, aún no lo habían expulsado a Marruecos. Los investigadores disponían de unos días, hasta el 10 de diciembre, para buscarlo. No aguardaron mucho.

El 8 de noviembre, cuando recibieron la autorización judicial, los mossos se dirigieron al centro de internamiento para llevar a cabo los trámites de salida del implicado. Una vez cumplimentada la documentación, lo trajeron a Terrassa en calidad de detenido por varios robos con fuerza, esta vez con su identidad real. En principio, le imputan una docena de asaltos, sobre todo cometidos en septiembre y octubre, pero también uno ejecutado en mayo en un bazar chino ubicado en la calle de Galileu donde el mismo tipo fue detenido in fraganti, escondido en el interior del local, por la Policía Municipal.

Las pesquisas de los Mossos d’Esquadra, sin embargo, no han acabado, pues se sabe que al acusado lo acompañaban otras personas en sus tropelías. No eran los mismos en todos sitios, pero los investigadores han identificado a compinches después de individualizar muestras biológicas encontradas en escenarios de los delitos.

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