En política y especialmente en la gestión, la forma es en muchas ocasiones tan o más importante que el fondo. En la Administración pública, la apariencia de buena gestión forma parte del sentido mismo de su objeto y es por ello que en ocasiones hay que ser especialmente cuidadosos para, precisamente, evitar equívocos.
Hace algunos meses se generó una viva polémica en un pleno municipal debido a que llegó a oídos de algunos concejales de la oposición que se había presentado a una persona como la nueva gerente del Parc Audiovisual, cubriendo la vacante que se había producido en el cargo. Se interpeló al equipo de gobierno sobre la cuestión, preguntando sobre los criterios de la elección y si el cargo no debía llevar aparejado un proceso previo de selección.
El episodio ocurrió efectivamente, pero desde el equipo de gobierno se negó y se dijo que debía activarse el protocolo para la designación. Pues bien, ese proceso se ha llevado a cabo y casualmente la persona elegida es la que en aquel momento se presentó como nueva gerente. No obstante, es cierto que su designación está pendiente de la confirmación definitiva y de una cuestión de compatibilidades que está en vías de subsanación.
Por otra parte, hace algunos meses, se anunció la vacante en el cargo de intendente de la Policía Municipal de Terrassa. Inmediatamente se hizo público su sustituto, proveniente de la escala de mando de Mossos d’Esquadra. El nuevo intendente ocupa su cargo desde hace ya algunos meses, pero a finales de agosto se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia el concurso público para ocupar la plaza de intendente mayor, cargo de nueva creación. Entra dentro de lo probable que el actual intendente de la Policía Municipal de Terrassa gane la plaza en ese concurso. Si efectivamente la gana, ocurrirá algo parecido que en el caso de la nueva responsable del Parc Audiovisual, insistimos, cuyo nombramiento está pendiente de ser sancionado de forma definitiva. Es decir, que la casualidad podría querer que la persona que se perfila, presumiblemente, como ocupante del cargo, lo ocupe.
¿Quiere ello decir que se están cometiendo irregularidades en la contratación? En absoluto, no es la primera vez que se da ese tipo de casos ni será la última, pero una cosa es que el procedimiento administrativo sea impecable y otra muy distinta que el resultado final lo haga creíble. Existe un orden natural en los procedimientos que cuando se modifican, sometidos a ciertas urgencias, pueden producir equívocos. Lo curioso es que luego, si se piden explicaciones, quien no tuvo la “finezza” de mantener al menos ese delicado orden natural para evitar la desconfianza, reaccione con la vehemencia afectada del ofendido.