Nuevo curso y nueva dirección académica para el Institut (INS) Terrassa que con 1.800 alumnos es el centro público de mayor peso en la ciudad y en la comarca. Anna Molist Angerri (Balaguer, 1963), doctora en Bioquímica, ha tomado el relevo a Lluís Meya que se jubiló el pasado curso tras 26 años en el cargo.
¿Cómo afronta su nueva etapa como directora del instituto?
Con mucha ilusión pero también siendo consciente de que es un gran reto porque es un centro educativo público de mucha envergadura, con mucha oferta educativa, con muchos alumnos y profesores. Pero estoy tranquila. Primero porque es una decisión que he tomado yo tras adquirir un compromiso con mi trabajo y este centro durante años. Y, después, cuento con el apoyo de un equipo con mucha experiencia.
¿Cuál es la línea de trabajo que necesitará más dedicación?
Yo destacaría el proyecto de Formación Profesional en la modalidad Dual, la que se hace en colaboración con las empresas, y también el proyecto de impulso a las lenguas, sobretodo al inglés.
¿Considera que la enseñanza pública hoy cuenta con los suficientes recursos?
No, nunca son suficientes. Un centro tan grande y tan complejo como el nuestro necesita de muchos recursos para su funcionamiento. Habría que replantear cómo se asignan las dotaciones porque no te puedes guiar sólo por las ratios y el profesorado. También influyen otras variables como su ubicación territorial, el tipo de oferta, el alumnado… En contrapartida hemos ido ganando en autonomía y eso es bueno porque podemos adaptar los recursos a las necesidades.
¿Cuál es el sello del INS Terrassa?
Es un instituto con mucha proyección en su sector y en la ciudad porque lleva muchos años realizando su labor y es reconocida por la comunidad educativa. Y esto es gracias a la valía de unos profesionales que acumulan muchos años de experiencia pedagógica. Es una suerte tener plantillas consolidadas.
Usted lleva 28 años dedicada a la enseñanza y de estos son quince años en el INS Terrassa. ¿Qué ha cambiado?
Muchas cosas. El sistema siempre está cambiando y aún lo hará más porque también cambia el alumnado. El modo tradicional de aprendizaje ya no se puede aplicar porque los alumnos son "tecnológicos" y hay que adaptarse. Cabe decir que los nuevos docentes que se incorporan ya están más habituados al uso de las tecnologías.